30 de diciembre de 2021
Traducción
30 de diciembre de 2021
A la Conferencia de los Cuerpos Continentales de Consejeros
Muy queridos amigos:
En Riḍván de este año describimos cómo, en el transcurso de un cuarto de siglo, el mundo bahá’í experimentó una transformación que lo dotó de una capacidad inimaginable de aprender, crecer y servir a la humanidad. Pero, por muy brillantes que hayan sido los logros de este período, deben verse eclipsados por lo que está por venir. A la conclusión de la nueva serie de Planes recientemente iniciada, la comunidad bahá’í deberá haber adquirido capacidades que apenas pueden vislumbrarse en la actualidad. En sus deliberaciones durante los próximos días, ustedes estarán ocupados en explorar lo que se requiere para generar una comunidad tan fortalecida.
Bahá’u’lláh declara que «el propósito por el cual los mortales han llegado de la nada absoluta al dominio del ser es que trabajen por la mejora del mundo y convivan en concordia y armonía». Él ha revelado enseñanzas que lo hacen posible. Construir una sociedad que persiga de manera consciente este propósito colectivo es labor no solo de esta generación, sino de muchas generaciones venideras, y los seguidores de Bahá’u’lláh dan la bienvenida a todos los que laboran junto a ellos en esta empresa. Significa aprender a levantar comunidades pujantes y con proyección exterior; significa que esas comunidades aprendan a propiciar un avance espiritual y material; significa aprender a contribuir a los discursos que influencian la dirección de ese progreso. Estas áreas de esfuerzo son, naturalmente, conocidas. Vistas desde una perspectiva, son bastante distintivas, y cada una tiene sus propias características y exigencias. Sin embargo, todas representan maneras de despertar las energías latentes en el alma humana y canalizarlas hacia el mejoramiento de la sociedad. En su conjunto, son medios para liberar lo que el Guardián describió como «el poder de construcción de sociedad» de la Fe. Este poder inherente que posee la Causa de Bahá’u’lláh es patente incluso en los esfuerzos incipientes de una comunidad bahá’í que está aprendiendo a servir a la humanidad y a promover la Palabra de Dios. Y, aunque la sociedad mundial presagiada en Su Revelación está, por supuesto, muy lejana, abundan comunidades que están aprendiendo diligentemente a aplicar Sus enseñanzas a su realidad social. Cuán inmensamente bienaventuradas son aquellas almas que, conscientes de la grandeza de este Día y de la importancia de sus acciones, se esfuerzan por el surgimiento de una sociedad moldeada por las enseñanzas divinas.
La serie de Planes globales que comenzó en Riḍván durará veinticinco años completos. Guiará el arca de la Causa al tercer siglo de la era bahá’í y concluirá en Riḍván de 2046. Durante este período, el mundo bahá’í se concentrará en un único objetivo: la liberación del poder de construcción de sociedad de la Fe, en medidas cada vez mayores. La prosecución de este objetivo general requerirá un mayor aumento de la capacidad del creyente, de la comunidad local y de las instituciones de la Fe. Estos tres protagonistas permanentes del Plan tienen cada uno un papel que desempeñar, y cada uno tiene capacidades y cualidades que deben desarrollarse. Sin embargo, ninguno de ellos puede manifestar todo su potencial por sí solo. Mediante el fortalecimiento de sus relaciones dinámicas entre sí es como se combinan y multiplican sus capacidades. ‘Abdu’l-Bahá explica que cuanto más se manifiesten en un pueblo las cualidades de cooperación y ayuda mutua, «tanto más avanzará la sociedad humana en el progreso y la prosperidad»; en la Fe, este principio distingue y da forma a las interacciones entre individuos, instituciones y comunidades, y dota al cuerpo de la Causa de vigor moral y salud espiritual.
Las almas encendidas que están apareciendo mediante los procesos del Plan buscan obtener una comprensión cada vez más profunda de las enseñanzas de Bahá’u’lláh —«el remedio soberano para toda enfermedad»— y aplicarlas a las necesidades de su sociedad. Están dedicadas a la prosperidad de todos, pues reconocen que el bienestar de los individuos depende del bienestar de la sociedad en su conjunto. Son ciudadanos leales que rehúyen el partidismo y la lucha por el poder mundano. En su lugar, se centran en superar las diferencias, armonizar las perspectivas y promover el uso de la consulta para la toma de decisiones. Destacan las cualidades y las actitudes —como la confiabilidad, la cooperación y la tolerancia— que son los componentes fundamentales de un orden social estable. Defienden la racionalidad y la ciencia como elementos esenciales para el progreso humano. Abogan por la tolerancia y la comprensión y, teniendo la unicidad inherente de la humanidad en un lugar predominante de sus pensamientos, ven a cada persona como un posible compañero con quien colaborar, y se esfuerzan por fomentar un sentimiento de compañerismo incluso entre grupos que tradicionalmente han sido hostiles entre sí. Son conscientes de cómo actúan las fuerzas del materialismo a su alrededor, y tienen los ojos muy abiertos a las muchas injusticias que persisten en el mundo, aunque poseen asimismo una visión clara del poder creativo de la unidad y la capacidad de altruismo que tiene la humanidad. Ven el poder que posee la verdadera religión para transformar los corazones y superar la desconfianza, y por ello, con confianza en lo que depara el futuro, laboran por cultivar las condiciones en las que puede producirse el progreso. Comparten sus creencias generosamente con los demás, y son respetuosos con la libertad de conciencia de cada alma y nunca imponen sus propias normas a nadie. Y, aunque no pretenden haber descubierto todas las respuestas, tienen claro lo que han aprendido y lo que aún deben aprender. Sus esfuerzos avanzan al ritmo alternante de la acción y la reflexión; los contratiempos los dejan imperturbables. En los lugares en los que un número creciente de personas está ayudando a construir comunidades de esta naturaleza, se hace cada vez más visible el poder de la Causa para transformar la existencia social de las gentes, así como su vida interior. Estamos seguros de que el seguimiento entusiasta del objetivo central del Plan hará que afloren muchas, muchas comunidades de este tipo.