Kitáb-i-Aqdas
Introducción
El presente año 149 de la era bahá'í marca el Centenario de la Ascensión de Bahá'u'lláh, Portador de la Revelación universal de Dios destinada a guiar a la humanidad a su mayoría de edad colectiva. Que esta ocasión sea conmemorada por una comunidad de creyentes que es toda ella una muestra representativa de la raza humana y que ha sido establecida, en el curso de siglo y medio, en los más remotos confines de la tierra, constituye una muestra de las fuerzas de unidad desatadas por el advenimiento de Bahá'u'lláh. Otro testimonio del efecto de estas mismas fuerzas se observa en el grado en que la visión de Bahá'u'lláh ha prefigurado tantísimos aspectos de la experiencia humana contemporánea. Estamos, pues, en un momento propicio para la publicación de esta primera traducción autorizada al inglés del Libro Madre de Su Revelación, Su »Libro Más Sagrado«, Libro en que Bahá'u'lláh enuncia las Leyes de Dios propias de una Dispensación destinada a durar al menos mil años.
Entre el más de un centenar de volúmenes de Escrituras Sagradas de Bahá'u'lláh, el Kitáb-i-Aqdas reviste una importancia singular. »Reconstruir el mundo entero«, es la misión y el desafío de Su Mensaje, y el Kitáb-i-Aqdas constituye la Carta de la futura civilización mundial que Bahá'u'lláh ha venido a erigir. Sus disposiciones descansan firmemente sobre los cimientos establecidos por las religiones pasadas, ya que, en palabras de Bahá'u'lláh: »Ésta es la inmutable Fe de Dios, eterna en el pasado, eterna en el futuro«. En esta Revelación los conceptos del pasado se elevan a un nuevo nivel de comprensión, y las leyes sociales, alteradas para ajustarse a la época que ahora nace, están concebidas para hacer progresar a la humanidad hacia una civilización mundial cuyos esplendores ahora apenas pueden concebirse.
Al afirmar la validez de las grandes religiones del pasado, el Kitáb-i-Aqdas reitera las verdades eternas enunciadas por todos los Mensajeros divinos: la unidad de Dios, el amor al prójimo y el propósito moral de la vida en esta Tierra. Al mismo tiempo suprime cuantos elementos de los códigos religiosos del pasado estorban hoy la unificación emergente del mundo y la reconstrucción de la sociedad humana. La Ley de Dios para esta Dispensación responde a las necesidades de toda la familia humana. Hay leyes en el Kitáb-i-Aqdas que se dirigen principalmente a los miembros de cierto sector de la humanidad y que pueden ser entendidas fácilmente por esas personas, pero que en una primera lectura podrían parecer extrañas a las de una cultura diferente. Tal es el caso, por ejemplo, de la ley que prohíbe la confesión de los pecados ante un semejante, ley que a pesar de ser comprensible para quienes estén formados en el cristianismo, podría desconcertar a muchas otras personas. Muchas leyes están relacionadas con las de otras Dispensaciones anteriores, en especial las dos más recientes: la de Muhammad y la del Báb, respectivamente representadas por el Corán y el Bayán. Por otra parte, si bien es cierto que algunas disposiciones del Aqdas poseen un referente muy concreto, no por ello dejan de tener alcances universales. Mediante Su Ley, Bahá'u'lláh desvela gradualmente el significado de nuevos niveles de conocimiento y conducta a los que son llamados los pueblos del mundo. Él sitúa Sus preceptos en un marco de comentarios espirituales, manteniendo siempre ante la mente del lector el principio de que (sea cual sea el tema de que traten( tienen la finalidad de dar tranquilidad a la sociedad, elevar las normas del comportamiento, ampliar la comprensión y espiritualizar la vida de todas las personas. A lo largo de toda la obra queda manifiesto que la meta última de las leyes de la religión radica en la relación del alma con Dios y el cumplimiento de su destino espiritual. »No penséis«, afirma Bahá'u'lláh, »que os hemos revelado un mero código de leyes. Antes bien, hemos roto el sello del Vino selecto con los dedos de la fuerza y del poder«. Su Libro de Leyes es Su »testimonio de mayor peso para todos los pueblos y la prueba del Todomisericordioso para todos los que están en el cielo y todos los que están en la tierra«.
Una introducción al universo espiritual que nos descubre el Kitáb-i-Aqdas no lograría su objetivo si no diera a conocer al lector las instituciones interpretativas y legislativas que Bahá'u'lláh ha ligado indisolublemente al sistema de leyes así revelado. En el corazón de esta guía se halla el papel singular que los Escritos de Bahá'u'lláh (de hecho el texto mismo del Kitáb-i-Aqdas) confieren a Su hijo mayor, 'Abdu'l-Bahá. Esta figura única es al mismo tiempo el Ejemplo del modelo de vida enseñado por Su Padre, el Intérprete autorizado y divinamente inspirado de Sus Enseñanzas, así como el Centro y Eje del Convenio que el Autor de la Revelación bahá'í ha establecido con cuantos Le reconocen. Los veintinueve años que duró el ministerio de 'Abdu'l-Bahá proporcionaron al mundo bahá'í un brillante conjunto de comentarios que abre múltiples perspectivas para comprender la voluntad de Su Padre.
En Su Testamento 'Abdu'l-Bahá confirió el manto de Guardián de la Causa e Intérprete infalible de sus enseñanzas a Su nieto mayor, Shoghi Effendi. Asimismo, 'Abdu'l-Bahá confirmó la autoridad y la garantía de guía divina otorgada por Bahá'u'lláh a la Casa Universal de Justicia en todas las materias »que no hayan sido expresamente reveladas en el Libro«. Por consiguiente, tanto en la Guardianía como en la Casa Universal de Justicia, cabe ver (en palabras de Shoghi Effendi( a los »Dos Sucesores« de Bahá'u'lláh y 'Abdu'l-Bahá. Son las instituciones supremas del Orden Administrativo fundado y previsto en el Kitáb-i-Aqdas y desarrollado por 'Abdu'l-Bahá en Su Testamento.
Durante los treinta y seis años de su ministerio, Shoghi Effendi levantó la estructura de las Asambleas Espirituales electas –las Casas de Justicia a que se refiere el Kitáb-i-Aqdas, hoy en su etapa embrionaria–, y con la colaboración de éstas acometió la ejecución sistemática del Plan divino que 'Abdu'l-Bahá había trazado para la difusión mundial de la Fe. También puso en marcha los procesos preparativos esenciales para la elección de la Casa Universal de Justicia sobre la base de la firme estructura administrativa que había sido establecida. Ese cuerpo que nació en 1963 se elige mediante votación secreta y mayoría simple de votos, en una elección de tres etapas en la que participan los bahá'ís adultos de todo el mundo. La Palabra revelada de Bahá'u'lláh, junto con las interpretaciones y exposiciones del Centro del Convenio y del Guardián de la Causa, constituyen la base fundamental y el mandato de obligada referencia de la Casa Universal de Justicia.
En cuanto a las leyes propiamente dichas, un examen detallado permite concluir que abarcan tres áreas: la relación del individuo con Dios; asuntos tanto físicos como espirituales que benefician directamente al ser humano; las relaciones entre las personas, y entre las personas y la sociedad. A su vez tales leyes pueden agruparse en: La oración y el ayuno; leyes sobre la condición jurídica de las personas que rigen el matrimonio, el divorcio y la herencia; leyes, disposiciones, prohibiciones y exhortaciones varias; y la abrogación de leyes y disposiciones específicas de Dispensaciones anteriores. Una característica destacada del conjunto es la brevedad de los enunciados. Constituyen el núcleo de un amplio espectro de leyes que surgirán en los siglos venideros. Este desarrollo será promulgado por la Casa Universal de Justicia en virtud de la autoridad que le fue conferida por Bahá'u'lláh mismo. En una de Sus Tablas, 'Abdu'l-Bahá aclara este principio:
Los asuntos de importancia mayor que constituyen el fundamento de la Ley de Dios aparecen consignados expresamente en el Texto; ahora bien, las leyes subsidiarias quedan encomendadas a la Casa de Justicia. La sabiduría de ello estriba en que los tiempos nunca permanecen iguales, pues el cambio es una cualidad necesaria y un atributo esencial de este mundo, del tiempo y del espacio. Por ello la Casa de Justicia tomará las medidas pertinentes […]
En pocas palabras, ahí radica la sabiduría de remitir las leyes de la sociedad a la Casa de Justicia. De modo parecido, en la religión del Islam no toda disposición fue revelada explícitamente; es más, ni siquiera una décima parte de la décima parte llegó a ser incluida en el Texto. Aun cuando todas las grandes materias de importancia se hicieron constar de forma expresa, sin duda miles de leyes quedaron sin especificar. Éstas fueron concebidas, conforme a las leyes de la jurisprudencia islámica, por los teólogos de una época posterior, teólogos que individualmente extraían deducciones contrapuestas de las disposiciones originalmente reveladas. Todas ellas fueron puestas en vigor. Hoy día este proceso de deducción corresponde en derecho a la institución de la Casa de Justicia, por lo que las deducciones y conclusiones particulares de los doctos carecen de autoridad, a menos que sean refrendadas por la Casa de Justicia. La diferencia radica precisamente en que no han de surgir discrepancias de las conclusiones y refrendos de la institución de la Casa de Justicia, cuyos miembros son elegidos y conocidos por la comunidad bahá'í de todo el mundo. En contraste, las conclusiones particulares de teólogos y estudiosos con toda seguridad provocarían disensiones y llevarían al cisma, a la división y a la dispersión. La unicidad de la Palabra sería destruida, desaparecería la unidad de la Fe y temblaría el edificio de la Fe de Dios.
Aun cuando la Casa Universal de Justicia está expresamente autorizada para modificar o abrogar su propia legislación conforme cambien las condiciones (lo que viene a dotar a la ley bahá'í de un elemento esencial de flexibilidad(, empero no puede revocar o modificar ninguna de las leyes que se hallen expresamente establecidas en el Texto sagrado.
La sociedad para la cual están concebidas ciertas leyes del Aqdas habrá de surgir sólo en forma gradual, y Bahá'u'lláh ha previsto la aplicación progresiva de la ley bahá'í:
En verdad, las leyes de Dios son como el océano, y los hijos de los hombres son como peces, ojalá lo supieran. Empero, al observarlas se debe proceder con tacto y sabiduría […] Puesto que la mayoría de las personas son débiles y están muy alejadas de la voluntad de Dios, por lo tanto, en todo momento debe emplearse tacto y prudencia, de modo que nada ocurra que provoque tumulto y disensión o suscite el clamor de los desatentos. Verdaderamente, Su munificencia ha trascendido todo el universo y Sus dádivas han circundado a todos los habitantes de la tierra. Hay que guiar a la humanidad al océano del verdadero entendimiento con una actitud de amor y tolerancia. El propio Kitáb-i-Aqdas brinda elocuente testimonio de la amorosa providencia de Dios.
El principio que rige esta aplicación progresiva fue enunciado en una carta escrita en 1935 en nombre de Shoghi Effendi y dirigida a una Asamblea Espiritual Nacional:
Las leyes reveladas por Bahá'u'lláh en el Aqdas, siempre que sean practicables y no contravengan directamente la Ley Civil del país, son totalmente vinculantes para todos los creyentes o instituciones bahá'ís, ya sean de Oriente o de Occidente. Determinadas […] leyes deben ser consideradas por todos los creyentes como leyes de aplicación universal y esencial en la hora presente. Otras han sido dictadas en previsión de un estado de sociedad destinado a surgir de las caóticas condiciones que prevalecen hoy día […] Lo que no haya sido contemplado en el Aqdas, amén de cuestiones de detalle e importancia secundaria que surjan de la aplicación de las leyes ya formuladas por Bahá'u'lláh, es competencia de la Casa Universal de Justicia. Dicha institución puede complementar, pero nunca invalidar o modificar en lo más mínimo, lo que ya ha sido formulado por Bahá'u'lláh. Tampoco tiene el Guardián ningún derecho a rebajar la obligatoriedad, ni mucho menos a abrogar las disposiciones de un Libro tan sagrado y fundamental.
El número de leyes que los bahá'ís deben cumplir no aumenta con la publicación de esta traducción. Cuando se considere oportuno se dará aviso a la comunidad bahá'í sobre qué otras leyes entren en vigor para los creyentes, todo ello acompañado de las directrices o legislación complementaria que sean precisas para su aplicación. En general, las leyes del Kitáb-i-Aqdas se enuncian de forma sucinta. Un ejemplo de esta concisión viene dado por el hecho de que muchas leyes se expresan teniendo al varón por destinatario; pero de los escritos del Guardián resulta evidente que allí donde Bahá'u'lláh ha enunciado una ley aplicable a un hombre con respecto a una mujer, la misma ley rige, mutatis mutandis, entre una mujer y un hombre, a menos que el contexto invalide tal posibilidad. Por ejemplo, el texto del Kitáb-i-Aqdas prohíbe que el varón se case con la esposa de su padre (es decir, su madrastra). Pues bien, el Guardián ha indicado que (análogamente( a la mujer le está prohibido casarse con su padrastro. Esta inteligencia de las implicaciones de la Ley comporta efectos de largo alcance a la luz del principio fundamental bahá'í de la igualdad entre los sexos, por lo que debe tenerse presente al estudiar el Texto sagrado. El que hombres y mujeres difieran entre sí en algunas características y funciones es un hecho inevitable de la naturaleza que, además, posibilita sus papeles complementarios en algunos campos de la vida social; pero es significativo que 'Abdu'l-Bahá haya afirmado que en esta Dispensación »La igualdad de los hombres y las mujeres, salvo en algunos aspectos insignificantes, ha sido plena y categóricamente proclamada«. Ya se ha hecho mención de la relación íntima que existe entre el Kitáb-i-Aqdas y los Libros Sagrados de las Dispensaciones precedentes. Especialmente estrecha es la relación con el Bayán, el Libro de Leyes revelado por el Báb. Las siguientes citas de cartas escritas en nombre del Guardián aclaran esta relación:
Shoghi Effendi piensa que debe hacerse hincapié en la unidad de la Revelación bahá'í como un todo que abarca la Fe del Báb […] La Fe del Báb no debe divorciarse de la de Bahá'u'lláh. Aunque las enseñanzas del Bayán han sido abrogadas y sustituidas por las leyes del Aqdas, con todo, debido al hecho de que el Báb Se consideró a Sí mismo el Precursor de Bahá'u'lláh, hemos de ver Su Dispensación y la de Bahá'u'lláh como una sola entidad, siendo aquella una introducción al advenimiento de ésta.
El Báb afirma que Sus leyes son provisionales y que dependen de la aprobación de la futura Manifestación. Ésta es la razón por la que en el Libro de Aqdas Bahá'u'lláh sanciona algunas de las leyes del Bayán, modifica otras y anula muchas de ellas.
Tal como el Bayán había sido revelado por el Báb a mediados de Su Ministerio, Bahá'u'lláh reveló el Kitáb-i-Aqdas en torno a 1873, unos veinte años después de que, en el Síyáh-Chál de Teherán, recibiera la anunciación de Su Revelación. En una de Sus Tablas Bahá'u'lláh indica que, incluso después de ser revelado, el Aqdas fue retenido por Él durante algún tiempo antes de ser despachado a los creyentes de Irán. Más adelante, tal y como relata Shoghi Effendi:
A medida que Su Misión iba concluyendo, la formulación hecha por Bahá'u'lláh, en Su Kitáb-i-Aqdas, de las leyes fundamentales de Su Dispensación fue seguida por la enunciación de ciertos preceptos y principios medulares de Su Fe, por la reafirmación de verdades que Él había proclamado anteriormente, por el desarrollo y elucidación de algunas leyes que había dictado, por la revelación de aún más profecías y amonestaciones, y por el establecimiento de disposiciones secundarias destinadas a complementar las disposiciones de Su Libro Más Sagrado. Éstas fueron consignadas en innumerables Tablas que continuó revelando hasta los últimos días de Su vida terrenal […]
Entre tales obras se halla Preguntas y Respuestas, recopilación realizada por Zaynu'l-Muqarrabín, el más eminente de los transcriptores de los Escritos de Bahá'u'lláh. La obra consiste en respuestas reveladas por Bahá'u'lláh a preguntas que Le hacían varios creyentes, por lo que constituye un valiosísimo apéndice del Kitáb-i-Aqdas. En 1978 las más notables de entre las demás Tablas de esta naturaleza se publicaron en inglés en forma de una recopilación titulada Tablas de Bahá'u'lláh reveladas después del Kitáb-i-Aqdas. Algunos años después de revelar el Kitáb-i-Aqdas, Bahá'u'lláh ordenó el envío de copias manuscritas a varios bahá'ís de Irán. Ya en 1308 d.h. (1890-91 d.C.), hacia el final de Su vida, dispuso la publicación en Bombay del texto árabe original del Libro.
No resta sino añadir algunas palabras a propósito del estilo y lenguaje con que el Kitáb-i-Aqdas ha sido vertido al inglés. Bahá'u'lláh poseía un dominio espléndido del árabe y prefirió valerse de este idioma en aquellas Tablas y otros Escritos donde la precisión del significado resultaba especialmente apropiada para la exposición de principios fundamentales. Además de la elección de la lengua misma, el estilo empleado es de carácter exaltado y emotivo y sobremanera irresistible, especialmente para quienes están familiarizados con la gran tradición literaria de la cual surgió. Al acometer su obra traductora, Shoghi Effendi se enfrentó al desafío de hallar un estilo de inglés que no sólo transmitiera fielmente el significado preciso del texto, sino que también evocara en el lector el espíritu de reverencia meditativa que es característico de la respuesta ante el original. La forma de expresión que escogió, reminiscente del estilo usado por los traductores de la Biblia del siglo diecisiete, reproduce el tono elevado del árabe de Bahá'u'lláh, al tiempo que permanece accesible al lector contemporáneo. Por otra parte, las traducciones de Shoghi Effendi están iluminadas por su comprensión singularmente inspirada del significado y repercusiones de los originales. Aunque tanto el árabe como el inglés son lenguas de rico vocabulario y modos de expresión variados, sus formas difieren notablemente entre sí. El árabe del Kitáb-i-Aqdas se distingue por una intensa densidad y concisión expresiva. Una característica de este estilo consiste en que cuando una connotación resulta obvia, no se hace mención expresa de ella. De ahí el problema que se le plantea al lector cuya procedencia cultural, religiosa y literaria sea totalmente diferente del idioma árabe. Una traducción literal de un pasaje que es claro en el texto árabe puede resultar confusa en inglés. En consecuencia, en la traducción inglesa de tales pasajes se hace necesario incluir ese elemento de la frase árabe que está obviamente implícito en el original. A la vez resulta fundamental evitar la extrapolación de este proceso hasta el punto de añadir algo injustificadamente al original o de limitar su significado. Una de las mayores dificultades que han tenido que afrontar los traductores y que ha causado la reconsideración repetida de la traducción de algunos párrafos ha consistido en alcanzar el equilibrio adecuado entre la belleza y la claridad de expresión, por una parte, y la literalidad por otra. Otra cuestión de importancia la constituyen las repercusiones jurídicas de ciertos términos árabes dotados de una gama de significados diferentes a los correspondientes a términos similares en inglés.
La traducción de la Sagrada Escritura exige especial cuidado y fidelidad, y máxime en el caso de un Libro de Leyes, donde es vital que el lector no sea llevado a conclusiones erróneas o arrastrado a disputas estériles. Tal y como se había previsto, la traducción del Libro Más Sagrado ha supuesto un trabajo de extrema dificultad y ha requerido consultas con expertos de muchos países. Dado que aproximadamente un tercio del texto ya había sido traducido por Shoghi Effendi, era preciso procurar que la traducción de los pasajes restantes reuniese tres cualidades: exactitud del significado, belleza del inglés y conformidad con el estilo empleado por Shoghi Effendi.
Estamos ahora convencidos de que la traducción ha madurado al punto de representar una versión aceptable del original. No obstante, es indudable que dará lugar a preguntas y sugerencias que permitan aclarar más su content. Estamos profundamente agradecidos por los asiduos y meticulosos esfuerzos realizados por los miembros de los Comités a quienes encomendamos la preparación y revisión de esta traducción del Aqdas, así como la confección de las notas. Estamos seguros de que esta primera edición autorizada de la versión inglesa del Kitáb-i-Aqdas permitirá a los lectores obtener al menos un atisbo del esplendor del Libro Madre de la Dispensación bahá'í.
Nuestro mundo ha entrado en la fase más oscura de esta edad de cambios fundamentales y sin parangón en toda su tumultuosa historia. Los pueblos, de cualesquiera raza, nación o religión, se enfrentan al reto de subordinar todas las lealtades secundarias e identidades limitadoras a su unidad como ciudadanos de una sola patria planetaria. En palabras de Bahá'u'lláh: »El bienestar de la humanidad, su paz y seguridad serán inalcanzables hasta que su unidad esté firmemente establecida«. Que la publicación de esta traducción del Kitáb-i-Aqdas dé un nuevo impulso al cumplimiento de esta visión universal y abra perspectivas de una regeneración mundial.