El Llamamiento del Señor de las Huestes

Lawḥ-i-Fu'ád

¡Él es el Más Santo, el Más Glorioso!

Káf. Ẓá . Te llamamos desde allende el mar de la grandeza, en la tierra carmesí, más allá del horizonte de la tribulación. Ciertamente, no hay Dios sino Él, el Todopoderoso, el Más Generoso. Camina con firmeza en Mi Causa y no sigas el proceder de quienes, habiendo alcanzado el objeto de su deseo, han negado a Dios, el Señor de los Señores. Dentro de poco, Él Se apoderará de ellos en Su ira y, ciertamente, Él es el Todopoderoso, Quien todo lo subyuga.

Has de saber que, mediante la fuerza de Su soberano poder, Dios ha apresado a quien fue el primero de entre los que se pronunciaron contra Nos. Al ver que se acercaba su tormento, huyó a París en busca de médicos que le asistiesen.

«¿No hay nadie que me socorra?» preguntó.

Con un revés en la boca se le hizo saber: «¡No hay escapatoria!»

Y cuando se dirigió al ángel de la ira, poco menos que expiró de terror. «Tengo una casa llena de posesiones», suplicó. «Tengo un palacio en el Bósforo, a cuyos pies fluyen los ríos».

El ángel replicó: «En este día, no se aceptará de ti rescate alguno, aunque ofrendaras todas las cosas visibles e invisibles. ¿Acaso no oyes los suspiros de los allegados de Dios, a quienes encarcelaste sin prueba ni testimonio? Tu acción ha provocado el lamento de los moradores del Paraíso, y de aquellos que mañana y tarde giran en torno al Trono de lo alto. La ira de tu Señor ha caído sobre ti, ¡y severo es Él en Su castigo!»

Él replicó: «Yo tenia dominio sobre el pueblo, y aquí ofrezco el poder de mi autoridad».

«¡Guarda silencio, negador del Día del Juicio!»

Imploró: «¿No pueden darme una prórroga para que mande a buscar a mi familia?»

«¡De ninguna manera, oh tú que no creíste en los versículos de Dios!»

A continuación, los guardianes del abismo insondable lo emplazaron: «¡Las puertas del Infierno se han abierto de par en par para recibirte, oh tú que te has apartado de tu Señor, el Libre! Acude a su fuego, pues está deseoso de ti. ¿Ya no te acuerdas, indeseado, de cuando eras el Nimrod de la época, y tu tiranía eclipsaba las crueldades del Faraón mismo, el Señor de las Estacas? ¡Por Dios! Tu iniquidad ha desgarrado el velo de la santidad y ha hecho temblar los pilares del cielo. ¿Dónde encontrarás refugio ahora? ¿Quién te protegerá del azote aterrador de tu Señor, el Imponente? ¡No hay amparo para ti en este Día, oh incrédulo impío!» Tras lo cual, le sobrevino la agonía de la muerte y la oscuridad se cernió sobre él. Así Nos apoderamos de él en Nuestra furiosa ira, y severo es tu Señor en Su castigo.

Luego lo emplazó un ángel desde la diestra del Trono: «He aquí el ángel de la aflicción. ¿Hay lugar a donde se pueda huir que no sea el infierno, donde hierve el corazón?» Y el ángel del castigo recibió a su espíritu, y una voz proclamó: «¡Entra en el insondable foso prometido en el Libro, y cuya existencia has negado día y noche!»

En breve destituiremos a aquel que se le asemejaba, y también le llegará el turno a su Jefe, que gobierna al país, y Yo soy, verdaderamente, el Todopoderoso, Quien todo lo domina. Sé constante en la Causa de Dios y ensalza a tu Señor mañana y tarde. No permitas que la luz de tu alma se apague con las calumnias de aquel que quedó tan ofuscado por Nuestras generosidades que se apartó de Dios, el Señor de todos los nombres. Él inspira a sus devotos seguidores, así como el Maligno incita a los suyos. Dentro de poco lo verás sumido en la más clara perdición, tanto en este mundo como en el venidero. En realidad, se cuenta entre aquellos a quienes les espera un penoso tormento. Envió una misiva a alguien de esas tierras, un escrito de los obradores de iniquidad, en el que ridiculizaba a Dios y decía lo que llenó de consternación a todas las cosas creadas. Di: ¿Podrás encontrar a quien te proteja cuando te visite la ira de Dios, el Todopoderoso, el Ilimitado?

Así te hemos informado de aquello que yace oculto en los corazones de los hombres. Verdaderamente, tu Señor es el Todopoderoso, el Omnisciente. Levántate para el triunfo de esta Causa, y reúne a Mis amados. Ayúdales a ver la verdad en este Día en que han tropezado los pies de los hombres. Di: Incumbe a todo verdadero creyente ayudar a su Señor. Él, ciertamente, es Quien os ayuda a vosotros, en tanto que las gentes no tienen a quien volverse en este Día.

Luego aprehendimos a Mihdí, a quien habíamos prometido castigo divino en Nuestros Libros y Escrituras. Cuando quedó rodeado de Nuestra imponente majestad, imploró: «¿No me dejaríais volver atrás?»

Una voz exclamó: «¡Ay de ti, que no has creído en el Día de la Resurrección! Este es el fuego infernal y sus llamas han sido encendidas para ti. Diste la espalda a toda acción recta en tu vida vana e infructuosa, y ahora no tienes a quien te resguarde de Dios. Eres en realidad quien hizo que se consumieran todos los corazones y se lamentara el Espíritu Santo».

Imploró: «¿No hay ningún refugio para mí?»

«¡No, por mi Señor, aunque recurrieses a todos los medios posibles!»

Tras lo cual, lanzó un grito tan desgarrador que hizo temblar a los moradores de las tumbas, y fue asido por la Mano del poder invencible. Una voz proclamó entonces: «¡Retorna a la sede de la ira en el fuego infernal; ¡miserable y ruin sea tu morada!»

De esta manera Nos apoderamos de él, de la misma manera que Nos apoderamos de quienes lo precedieron. Mirad sus casas, que hemos dejado para las arañas, y prestad atención ¡oh vosotros que estáis dotados de entendimiento! Él es quien se opuso a Dios y para quien fueron revelados en el Libro los versículos de la ira. Bienaventurado quien lo lea y reflexione sobre su contenido, pues, verdaderamente, le espera un buen final.

Así te hemos narrado el relato de los malhechores, para que tus ojos encuentren solaz. En cuanto a ti, no te espera sino un venturoso final.