El Llamamiento del Señor de las Huestes
Súriy-i-Haykal
Esta es la Sura del Templo que Dios ha dispuesto que sea el Espejo de Sus Nombres entre los cielos y la tierra, y la Señal de Su Recuerdo en medio de los pueblos del mundo.
¡Él es el Más Prodigioso, el Todoglorioso!
Glorificado es Aquel que ha revelado Sus versículos a quienes comprenden. Glorificado es Aquel que revela Sus versículos a quienes perciben. Glorificado es Aquel que guía hacia Su camino a quien Le place. Di: Ciertamente, Yo soy el Camino de Dios para cuantos están en los cielos y cuantos están en la tierra. ¡Bienaventurados los que se apresuran en llegar a él!
Glorificado es Aquel que envía Sus versículos a quienes comprenden. Glorificado es Aquel que Se hace oír desde el Reino de Su Revelación, y Quien permanece desconocido para todos salvo para Sus distinguidos siervos. Glorificado es Aquel que vivifica a quien desea en virtud de Su palabra «¡Sé!», y es. Glorificado es Aquel que hace ascender al cielo de la gracia a quien Él quiere, y desde allí envía cuanto Él desea de acuerdo con una medida prescrita.
Bendito es Aquel que hace lo que desea mediante una palabra de Su mandato. Él es, ciertamente, el Verdadero, el Omnisciente. Bendito es Aquel que inspira a quien quiere con cuanto Él desea, mediante Su mandato irresistible e inescrutable. Bendito es Aquel que ayuda a quien desea con las huestes de lo invisible. En verdad, Su poder está a la altura de Su propósito, y Él, ciertamente, es el Todoglorioso, Quien subsiste por Sí mismo. Bendito es Aquel que ensalza a quien quiere por la fuerza de Su soberano poder, y confirma a quien escoge según Su complacencia; ¡bienaventurados los que comprenden!
Bendito es Aquel que, en una Tabla bien guardada, ha prescrito una medida fija para todas las cosas. Bendito es Aquel que ha revelado a Su Siervo lo que ha de iluminar los corazones y las mentes. Bendito es Aquel que ha hecho caer sobre Su Siervo tales tribulaciones que han fundido los corazones de quienes habitan en el Tabernáculo de la eternidad y las almas de aquellos que se han acercado a su Señor. Bendito es Aquel que ha prodigado a Su Siervo, desde las nubes de Su decreto, los dardos de la aflicción, y Quien Me ve soportándolos con paciencia y fortaleza. Bendito es Aquel que ha dispuesto para Su Siervo lo que no ha destinado para ninguna otra alma. En verdad, Él es el Único, el Incomparable, Quien subsiste por Sí mismo.
Bendito Aquel que ha hecho que, desde las nubes de la enemistad, y a manos del pueblo de la negación, caigan sobre Su Siervo los dardos de las tribulaciones y pruebas; y, aun así, ve Nuestro corazón lleno de gratitud. Bendito Aquel que ha puesto sobre los hombros de Su Siervo la carga de los cielos y de la tierra, carga por la cual Le rendimos toda alabanza, aunque nadie lo comprenda, salvo quienes están dotados de entendimiento. Glorificado es Aquel que ha entregado la encarnación de Su belleza a las garras de los envidiosos y malévolos, destino al que Nos estamos plenamente resignados, aunque nadie se percate de ello, salvo los que están dotados de perspicacia. Glorificado es Aquel que ha dejado que Ḥusayn establezca Su morada en medio de las huestes de Sus enemigos, y ha expuesto Su cuerpo a las lanzas del odio y de la ira con cada aliento; con todo, Le damos gracias por todo cuanto ha destinado que acontezca a Su Siervo, Quien a Él acude en Su pena y aflicción.
Estando sumido en tribulaciones oí una voz por demás dulce y maravillosa que se escuchaba por encima de Mi cabeza. Al volver el rostro, vi a una Doncella, la encarnación del recuerdo del nombre de Mi Señor, suspendida en el aire ante Mí. Tan alborozada se sentía en su mismísima alma que el semblante le brillaba con el ornamento de la complacencia de Dios, y sus mejillas fulguraban con el resplandor del Todomisericordioso. En medio del cielo y la tierra, hacía un llamamiento que cautivaba todos los corazones y mentes humanas. A Mi ser interior y exterior impartía buenas nuevas que regocijaban Mi alma y las almas de los distinguidos siervos de Dios.
Señalando con el dedo Mi cabeza, se dirigió a todos los que están en el cielo y a todos los que están en la tierra, diciendo: ¡Por Dios! Este es el Bienamado de los mundos, mas no lo comprendéis. Esta es la Belleza de Dios entre vosotros, y el poder de Su soberanía dentro de vosotros, si tan solo lo comprendierais. Este es el Misterio de Dios y Su Tesoro, la Causa de Dios y Su gloria para todos los que están en los reinos de la Revelación y de la creación, si tan solo lo entendierais. Este es Aquel Cuya Presencia constituye el deseo ardiente de los moradores del Dominio de la eternidad, y de cuantos habitan dentro del Tabernáculo de gloria y, sin embargo, os apartáis de Su Belleza.
¡Oh pueblo del Bayán! Si vosotros no Le ayudáis, Dios sin duda Le socorrerá con los poderes de la tierra y del cielo, y Le apoyará con las huestes de lo invisible mediante Su mandato «¡Sé!», y es. Se acerca el día en que Dios, mediante un acto de Su Voluntad, habrá hecho surgir una raza de hombres cuya naturaleza es inescrutable para todos, salvo Dios, el Omnipotente, Quien subsiste por Sí mismo. Él los purificará de la contaminación de ociosas fantasías y deseos corruptos, los elevará a las alturas de la santidad y hará que manifiesten los signos de Su soberanía y poder en la tierra. Así ha sido ordenado por Dios, el Todoglorioso, el Amoroso.
¡Oh pueblo del Bayán! ¿Vais a negar a Aquel Cuya presencia es el objeto mismo de vuestra creación, mientras os regocijáis ociosamente sobre vuestros lechos? ¿Vais a ridiculizarle y disputar con Él, uno solo de Cuyos cabellos, a los ojos de Dios, vale más que todos los que están en los cielos y todos los que están en la tierra? ¡Oh pueblo del Bayán! ¡Presentad, entonces, lo que poseéis, para que Yo sepa por qué prueba creísteis antaño en las Manifestaciones de Su Causa, y por qué razón os mostráis ahora tan desdeñosos!
¡Juro por Aquel que Me ha creado a partir de la luz de Su propia Belleza! A nadie he visto jamás que os supere en vuestra negligencia u os sobrepase en vuestra ceguera. Procuráis demostrar vuestra fe en Dios mediante Tablas santas como las que poseéis, y, no obstante, cuando se revelaron los versículos de Dios y se prendió Su Lámpara no creísteis en Aquel Cuya mismísima Pluma ha fijado los destinos de todas las cosas en la Tabla Resguardada. Recitáis los versículos sagrados, mas repudiáis a Aquel que es su Fuente y Revelador. De tal manera os ha cegado Dios los ojos en justo castigo por vuestras acciones; ojalá lo comprendierais. Día y noche transcribís los versículos de Dios, y aun así permanecéis apartados, como por un velo, de Aquel que los ha revelado.
En este Día, el Concurso de lo Alto os contempla en vuestras perversas acciones y rehúye vuestra compañía, mas no os percatáis de ello. Se preguntan unos a otros: «¿Qué palabras pronuncian estos necios, y en qué valle acostumbran pacer? ¿Acaso niegan lo que sus propias almas atestiguan, y cierran los ojos a lo que claramente observan?» ¡Juro por Dios, oh pueblo! Los habitantes de las Ciudades de los Nombres de Dios están perplejos ante vuestras acciones, mientras vosotros vagáis, inconscientes y sin objetivo, por una tierra reseca y estéril.
¡Oh Pluma del Altísimo! Escucha el Llamamiento de Tu Señor, elevado desde el divino Árbol del Loto, en el Punto santo y luminoso, para que las dulces melodías de Tu Señor, el Todomisericordioso, colmen Tu alma de alegría y fervor, y las brisas que provienen de Mi nombre, Quien siempre perdona, disipen Tus cuitas y congojas. Erige entonces, a partir de este Templo, los templos de la Unicidad de Dios, para que narren en el reino de la creación las buenas nuevas de su Señor, el Más Excelso, el Todoglorioso, y sean de los que están iluminados por Su luz.
Nos, ciertamente, hemos ordenado que este Templo sea la fuente de toda existencia en la nueva creación, para que todos tengan la certeza de Mi poder para llevar a cabo lo que Me he propuesto mediante Mi palabra «¡Sé!», y es. A la sombra de cada una de las letras de este Templo, haremos surgir un pueblo cuya cuantía nadie puede calcular salvo Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Dentro de poco, Dios hará surgir de Su Templo almas tales que no se dejen arrastrar por las insinuaciones de los rebeldes, y que en todo momento beban del cáliz que es la vida misma. Estos, en verdad, son de los venturosos.
Estos son siervos que habitan al amparo de la tierna misericordia de su Señor, y no se dejan intimidar por quienes tratan de obstruir su camino. En sus rostros se ve el esplendor de la luz del Todomisericordioso, y de sus corazones se oye el recuerdo de Mi Nombre todoglorioso e inaccesible. Si desataran sus lenguas para ensalzar a su Señor, los moradores de la tierra y del cielo los acompañarían en sus cánticos de alabanza; sin embargo, ¡qué pocos son los que escuchan! Y, si fueran a glorificar a su Señor, todas las cosas creadas los acompañarían en sus himnos de gloria. Así los ha exaltado Dios por encima del resto de Su creación; ¡mas las gentes permanecen inconscientes!
Estos son los que se mueven alrededor de la Causa de Dios al igual que la sombra gira en torno al sol. Abrid, pues, los ojos, oh pueblo del Bayán, para que tal vez los veáis. En virtud de su movimiento, se da impulso a todas las cosas, y, en razón de su quietud, todas las cosas se detienen; ojalá lo tuvierais por cierto. Mediante ellos, los creyentes en la Unidad Divina se han vuelto hacia Aquel que es el Objeto de la adoración de la creación entera, y, por medio de ellos, los corazones de los justos han hallado calma y solaz; ojalá lo supierais. Mediante ellos se ha establecido la tierra, las nubes han descargado la lluvia de sus dádivas, y el pan de la santidad ha descendido desde el cielo de la gracia; ojalá lo percibierais
Estas almas son las protectoras de la Causa de Dios en la tierra, cuya belleza resguardarán del polvo ofuscador que levante todo incrédulo rechazado. En el camino de su Señor, no han de temer por sus vidas; antes bien, lo sacrificarán todo en su ansia de contemplar el rostro de su Bienamado y Su exaltación en este Nombre, el Todopoderoso, el Omnipotente, el Todoglorioso, el Santísimo.
¡Oh Templo Viviente! Levántate por el poder de Tu Ser, de tal modo que todas las cosas creadas sean impulsadas a levantarse contigo. Ayuda, entonces, a Tu Señor mediante el ascendiente y poder que Te hemos conferido. Presta atención, no sea que vaciles en ese Día en que todas las cosas creadas estarán llenas de consternación; antes bien, sé Tú el revelador de Mi nombre, Quien subsiste por Sí mismo. Auxilia a Tu Señor al máximo de Tus fuerzas, y no prestes atención a los pueblos del mundo, pues lo que pronuncian sus bocas es como el zumbido de un mosquito en un valle infinito. Bebe el agua de la vida en Mi nombre, el Todomisericordioso, y ofrece a los que están cercanos de entre los moradores de este jardín celestial lo que los haga desprenderse de todos los nombres y acogerse a esta sombra bendita y omnímoda.
¡Oh Templo Viviente! Mediante Ti hemos reunido todas las cosas creadas, ya sean de los cielos o de la tierra, y las hemos llamado a dar cuenta de lo que habíamos pactado con ellas antes de la fundación del mundo. Y he aquí que, con excepción de unos cuantos rostros radiantes y algunas lenguas elocuentes, hemos hallado a la mayoría de la gente atónita, con la mirada despavorida. De aquéllos hicimos surgir la creación de todo lo que ha sido y de todo lo que ha de ser. Son aquellos cuyos rostros Dios ha apartado benignamente del rostro de los incrédulos, y a quienes ha amparado a la sombra del Árbol de Su propio Ser; aquellos a cuyos corazones ha conferido el don de la paz y la tranquilidad, y a quienes ha fortalecido y socorrido mediante las huestes de lo visible y lo invisible.
¡Oh Ojos de este Templo! No miréis a los cielos y lo que contienen, ni a la tierra y a quienes la habitan, pues os hemos creado para que contempléis Nuestra propia Belleza: ¡Vedla aquí ante vosotros! No retiréis vuestra mirada de ella, y no os privéis de la Belleza de vuestro Señor, el Todoglorioso, el Bienamado. Dentro de poco, traeremos a la existencia, a través de vosotros, ojos agudos y penetrantes que contemplarán las múltiples señales de su Creador y se apartarán de todo lo que perciben las gentes del mundo. Mediante vosotros, conferiremos el poder de la visión a quien deseemos, y Nos apoderaremos de quienes se hayan privado de esta munífica gracia. Estos, en verdad, han bebido de la copa del engaño, si bien no lo perciben.
¡Oh Oídos de este Templo! Purificaos de todo griterío ocioso y escuchad las melodías de vuestro Señor. Ciertamente, desde el Trono de gloria, Él os revela que no hay otro Dios sino Yo, el Todoglorioso, el Omnipotente, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Dentro de poco crearemos, a través de vosotros, oídos puros y sin mancha que prestarán atención a la Palabra de Dios y lo que ha provenido de la Aurora de la Expresión de vuestro Señor, el Todomisericordioso. Sin duda, percibirán las dulces melodías de la Revelación divina que proceden de estos muy benditos y santificados recintos.
¡Oh Lengua de este Templo! Nos, ciertamente, te hemos creado mediante Nuestro nombre, el Todomisericordioso, te hemos enseñado cuanto permanecía oculto en el Bayán y te hemos conferido el poder de la expresión, para que hagas mención de Mi exaltado Ser entre Mis criaturas. Proclama, entonces, este maravilloso y poderoso Recuerdo, y no temas a las manifestaciones del Maligno. Fuiste creada para este mismo objetivo en virtud de Mi trascendente e irresistible mandato. Por medio de Ti hemos desatado la Lengua de la Expresión para exponer todo lo que ha sido y, por obra de Mi poder soberano, la desataremos de nuevo para que refiera lo que aún ha de ocurrir. Dentro de poco haremos que surjan a través de ti lenguas elocuentes que Me alabarán y ensalzarán en medio del Concurso de la eternidad y entre los pueblos del mundo. Así han sido revelados los versículos de Dios, y así lo ha decretado el Señor de todos los nombres y atributos. Ciertamente, Tu Señor es el Verdadero, el Conocedor de lo invisible. Nada en absoluto ha de impedir que estas lenguas alaben a su Creador. Mediante ellas, todas las cosas creadas se dispondrán a glorificar al Señor de los nombres y a dar testimonio de que no hay ningún otro Dios salvo Yo, el Todopoderoso, el Gloriosísimo, el Bienamado. Y quienes hagan mención de Mí tampoco dirán nada, a menos que estén inspirados por esta Lengua desde su jardín celestial. Sin embargo, pocos son los que comprenden. No hay lengua que no refiera las alabanzas de su Señor y no haga mención de Su Nombre. No obstante, entre las gentes se encuentran los que comprenden y pronuncian alabanzas, y los que profieren alabanzas, pero no comprenden.
¡Oh Doncella de los significados íntimos! Sal del aposento de la expresión con licencia de Dios, el Señor de los cielos y de la tierra. Revélate, entonces, adornada con el atuendo del Reino celestial y escancia con tus dedos de rubí el vino del Dominio de lo alto, para que tal vez los moradores de este mundo perciban que el Sol de la eternidad brilló sobre el horizonte del Reino con el ornamento de la gloria, y quizás se levanten ante los habitantes de la tierra y del cielo para ensalzar y magnificar a este Joven que Se ha establecido en el corazón mismo del Paraíso sobre el trono de Su nombre, el Más Generoso, Aquel en Cuyo rostro resplandece el brillo del Todomisericordioso, de Cuya mirada se desprenden las miradas del Todoglorioso, y en Cuyo proceder se revelan las muestras y evidencias de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.
No te aflijas si no se encuentra a nadie que acepte el vino carmesí que ofrece Tu nívea mano y lo tome en el nombre de Tu Señor, el Más Exaltado, el Altísimo, Aquel que ha aparecido de nuevo en Su nombre, el Más Glorioso. Deja a un lado a esta gente y dirígete al Tabernáculo de majestad y gloria, donde encontrarás un pueblo cuyos rostros brillan como el sol en su esplendor meridiano y que ensalza y alaba a su Señor en este Nombre que se ha levantado, en la plenitud de la fuerza y del poder, para ocupar el trono de la soberanía independiente. De sus labios no escucharás nada, salvo las letanías de Mi alabanza; de ello da testimonio Tu Señor. La existencia de este pueblo, sin embargo, ha permanecido oculta a los ojos de todos los que, desde la eternidad, han sido creados mediante la Palabra de Dios. Así hemos aclarado Nuestra intención y hemos expuesto Nuestros versículos, para que, quizá, las personas reflexionen sobre las señales y muestras de su Señor.
En verdad, estos son aquellos a quienes no se les ordenó postrarse ante Adán. Nunca se han apartado del semblante de Tu Señor y, en todo momento, participan de los dones y delicias de la santidad. Así ha expuesto la Pluma del Todomisericordioso los secretos de todas las cosas, sean del pasado o del futuro. ¡Ojalá que el mundo comprendiera! Dentro de poco Dios pondrá de manifiesto a este pueblo sobre la tierra, y mediante ellos exaltará Su nombre, difundirá Sus signos, sostendrá Sus palabras y proclamará Sus versículos, pese a quienes han repudiado Su verdad, han negado Su soberanía y han puesto reparos a Sus signos.
¡Oh Belleza del Todoglorioso! Si Te tropezaras con las gentes de este pueblo y entraras en su presencia, refiéreles lo que este Joven Te ha relatado sobre Sí mismo y las cosas que Le han acontecido, para que lleguen a saber lo que se ha inscrito en la Tabla Preservada. Ponlas al tanto de las buenas nuevas de este Joven y de las pruebas y tribulaciones que ha sufrido, para que cobren conciencia de Mis aflicciones y sean de quienes se ocupan con el recuerdo de Él. Refiéreles, entonces, cómo escogimos para Nuestro favor a uno de Nuestros hermanos, cómo le concedimos una pequeñísima gota del insondable océano del conocimiento, lo vestimos con el atavío de uno de Nuestros Nombres y lo exaltamos a una posición tal que todos se sintieron conmovidos a ensalzarlo, y cómo lo protegimos a tal punto del daño de los malévolos que desarmamos incluso al más poderoso de entre ellos.
Nos levantamos solos a la vista de los pueblos de la tierra y del cielo cuando todos estaban decididos a darnos muerte. Mientras habitábamos en medio de ellos, continuamente hicimos mención del Señor, celebramos Su alabanza y permanecimos firmes en Su Causa, hasta que finalmente la Palabra de Dios fue vindicada entre Sus criaturas, fueron difundidos Sus signos por doquier, fue exaltado Su poder y revelada Su soberanía en su pleno esplendor. De ello dan testimonio todos Sus distinguidos siervos. Mas cuando Mi hermano vio la creciente fama de la Causa, quedó henchido de arrogancia y orgullo. A continuación, emergió desde detrás del velo de la ocultación, se alzó contra Mí, cuestionó Mis versículos, negó Mi testimonio y rechazó Mis señales. No se hubiera aplacado su hambre hasta devorar Mi carne y beber Mi sangre. De esto dan testimonio aquellos siervos de Dios que Le han acompañado en Su exilio y, más allá de ellos, quienes disfrutan de Su cercanía.
Con este fin deliberó con uno de Mis siervos y quiso ganárselo para sus propios designios; después de lo cual, el Señor envió en Mi ayuda a las huestes de lo visible e invisible, Me protegió mediante el poder de la verdad e hizo descender sobre Mí lo que impidió que se realizara su propósito. Así se frustraron las maquinaciones de quienes no creen en los versículos del Todomisericordioso. En verdad, son un pueblo proscrito. Cuando se difundió la noticia de lo que las instigaciones del yo habían movido a Mi hermano a intentar, y Nuestros compañeros de exilio supieron de su vil designio, se alzó la voz de su indignación y dolor, amenazando con extenderse por toda la ciudad. Sin embargo, prohibimos tales recriminaciones y les ordenamos ser pacientes, para que fuesen de los que soportan con constancia.
¡Por Dios, fuera de Quien no hay otro Dios! Resistimos con tolerancia todas estas pruebas y ordenamos a los siervos de Dios que mostraran paciencia y fortaleza. Alejándonos de ellos, mudamos de residencia a fin de que la llama de la envidia pudiera tal vez extinguirse en el pecho de Nuestro hermano, y que fuese guiado rectamente. Ni Nos opusimos a él ni volvimos a verle, sino que permanecimos en Nuestro hogar, cifrando Nuestra esperanza en la generosidad de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que su acto había quedado al descubierto, tomó la pluma de la calumnia y escribió a los siervos de Dios, atribuyendo lo que él mismo había cometido a Mi propia incomparable y agraviada Belleza. Su propósito no era otro que infundir malicia e inculcar odio en el corazón de quienes habían creído en Dios, el Todoglorioso, el Amoroso.
¡Por Aquel en Cuya mano se encuentra Mi alma! Nos sentimos consternados por su engaño; es más, todas las cosas visibles e invisibles se sintieron desconcertadas. No dio tregua a lo que abrigaba en su pecho hasta que cometió lo que ninguna pluma se atreve a describir y con lo cual deshonró la dignidad de Mi posición y profanó la santidad de Dios, el Todopoderoso, el Todoglorioso, el Más Alabado. Si Dios convirtiera todos los océanos de la tierra en tinta y todas las cosas creadas en plumas, no Me serían suficientes para agotar el relato de sus maldades. Así referimos cuanto Nos aconteció para que, por ventura, seáis de los que comprenden.
¡Oh Pluma de la Eternidad! No Te duelas por las cosas que Te han acontecido, pues dentro de poco Dios hará surgir un pueblo que verá con sus propios ojos y recordará Tus tribulaciones. No permitas que Tu pluma mencione a Tus enemigos, y hazla correr en alabanza del Rey Eterno. Renuncia a todas las cosas creadas y bebe el vino sellado de Mi recuerdo. Cuida de no ocuparte con la mención de aquellos de quienes nada puede percibirse salvo los fétidos olores de la enemistad, quienes están tan esclavizados por su ansia de poder que no dudarían en destruirse a sí mismos en su deseo de engalanar su fama y perpetuar su nombre. En la Tabla Resguardada, Dios ha consignado semejantes almas a título de meros adoradores de nombres. Narra entonces lo que Te has propuesto para este Templo, a fin de que sus señales y muestras se pongan de manifiesto sobre la tierra, y el brillo de esta Luz ilumine los horizontes del mundo y purifique la tierra de la profanación de los que no han creído en Dios. Así hemos hecho descender los versículos de Dios, exponiendo claramente el asunto para aquellos que comprenden.
¡Oh Templo Viviente! Extiende Tu mano por encima de todos los que están en el cielo y en la tierra, y sujeta con el puño de Tu Voluntad las riendas del mandato. Ciertamente, hemos colocado en Tu diestra el imperio de todas las cosas. Haz lo que desees, y no temas a los ignorantes. Acerca la mano a la Tabla que ha aparecido en el horizonte de la pluma de Tu Señor, y sostenla de tal modo que, a través de Ti, puedan asirse a ella las manos de todos los que habitan la tierra. Esto es lo que, en verdad, Te corresponde, si lo juzgas con entendimiento. Al levantarse Tu mano hasta el cielo de Mi gracia, se levantarán las manos de todas las cosas creadas hacia su Señor, el Potente, el Poderoso, el Magnánimo. Dentro de poco, con la ayuda de Tu mano, haremos levantarse otras manos dotadas de poder, fuerza y dominio, y mediante ellas estableceremos Nuestra potestad sobre todos los que habitan en los reinos de la revelación y la creación. De este modo los siervos de Dios reconocerán la verdad de que no hay otro Dios salvo Yo, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Con estas manos, además, otorgaremos y negaremos, aunque nadie puede comprender esto, salvo los que ven con el ojo del espíritu.
Di: ¡Oh pueblo! ¿Tendréis jamás esperanza de escapar al soberano poder de vuestro Señor? ¡Por la rectitud de Dios! En este día no hallaréis refugio, ni a nadie que os proteja, salvo aquellos a quienes Dios ha conferido el favor de Su misericordia. En verdad, Él es Quien siempre perdona, el Más Compasivo. Di: ¡Oh pueblo! Abandonad todo cuanto poseéis y acogeos a la sombra de vuestro Señor, el Todomisericordioso. Mejor es esto para vosotros que todas vuestras obras del pasado y del futuro. Temed a Dios y no os privéis de los fragantes aromas de los días del Señor de todos los nombres y atributos. Prestad atención, no sea que alteréis o pervirtáis el texto de la Palabra de Dios. Caminad en el temor de Dios y sed contados entre los rectos.
Di: ¡Oh pueblo! Esta es la Mano de Dios, que siempre ha estado por encima de vuestras manos, si tan solo lo comprendierais. Hemos dispuesto que en su poder esté todo el bien de los cielos y de la tierra, de modo que ningún bien sea manifestado que no proceda de ella. Así hemos hecho de ella la fuente y el erario de todo bien, tanto de tiempos anteriores como posteriores. Di: Los ríos de la sabiduría y expresión divinas que fluyeron a través de las Tablas de Dios están unidos a este Grandísimo Océano, si tan solo lo percibierais, y todo lo que ha sido expuesto en Sus Libros ha alcanzado su consumación final en esta muy exaltada Palabra, Palabra que brilla por encima del horizonte de la Voluntad del Todoglorioso en esta Revelación que ha llenado de delicia todas las cosas visibles e invisibles.
Dentro de poco, Dios extraerá del seno del poder las manos de la ascendencia y de la fuerza, manos que se dispondrán a ganar la victoria para este Joven, y que purificarán a la humanidad de la corrupción de los proscritos y los impíos. Estas manos se aprestarán a defender la Fe de Dios y someterán a los pueblos y linajes de la tierra en Mi nombre, el Autosuficiente, el Fuerte. Entrarán en las ciudades e infundirán miedo en los corazones de todos sus habitantes. Tales son las evidencias del poder de Dios; ¡cuán aterrador, cuán formidable es Su poder, y con qué justicia lo ejerce! En verdad, Él gobierna y trasciende a todos los que están en los cielos y en la tierra, y revela lo que desea, de acuerdo con una medida prescrita.
Si a alguno de ellos se le pidiera enfrentarse a todas las huestes de la creación, sin duda triunfaría por el ascendiente de Mi Voluntad. Ciertamente, esta es una prueba de Mi poder, aunque Mis criaturas no lo comprendan. Ciertamente, esta es una señal de Mi soberanía, por más que Mis súbditos no lo entiendan. Esta es en verdad una muestra de Mi mandato, pese a que Mis siervos no lo perciban. Esta es, ciertamente, una evidencia de Mi ascendiente, aunque nadie entre las gentes esté verdaderamente agradecido por ello, salvo aquellos cuyos ojos Dios ha iluminado con la luz de Su conocimiento, cuyos corazones ha convertido en depositarios de Su Revelación y en cuyos hombros ha puesto el peso de Su Causa. Estos percibirán las fragancias del Todomisericordioso, procedentes de la vestidura de Su Nombre, y en todo momento se regocijarán en los signos y versículos de su Señor. En cuanto a los que no creen en Dios y Le atribuyen socios, sin duda incurrirán en Su ira, serán arrojados al Fuego y, temerosos y consternados, se les hará habitar en sus profundidades. Así exponemos Nuestros versículos y aclaramos la verdad con pruebas patentes, para que quizás el pueblo reflexione sobre las señales de su Señor.
¡Oh Templo Viviente! En verdad, Te hemos designado como signo de Mi majestad en medio de todo lo que ha sido y todo lo que ha de ser, y hemos dispuesto que seas el emblema de Mi Causa entre los cielos y la tierra, mediante Mi palabra «¡Sé!», y es.
¡Oh Primera Letra de este Templo, alusiva a la Esencia de la Divinidad! Hemos hecho de ti el tesoro de Mi Voluntad y el depositario de Mi Propósito para todos los que están en los reinos de la revelación y la creación. Ello no es sino una muestra de la gracia de Aquel que ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.
¡Oh Segunda Letra de este Templo, alusiva a Mi nombre, el Todopoderoso! Hemos hecho de ti la manifestación de Nuestra soberanía y la aurora de Nuestros Nombres. Potente soy para cumplir lo que Mi lengua expresa.
¡Oh Tercera Letra de este Templo, alusiva a Mi nombre, el Más Munífico! Hemos hecho de ti el punto de amanecer de Nuestra munificencia entre Nuestras criaturas y la fuente de Nuestra generosidad en medio de Nuestro pueblo. Poderoso soy en Mi dominio. Nada en absoluto de todo lo que ha sido creado en el cielo o en la tierra puede eludir Mi conocimiento, y Yo soy el Verdadero, el Conocedor de lo invisible.
Haz descender de las nubes de Tu generosidad lo que enriquecerá todas las cosas creadas, y no niegues Tus favores al mundo del ser. Ciertamente, Tú eres el Más Munífico en el cielo de Tu eternidad y el Señor de gracia infinita para todos cuantos habitan el reino de los nombres. No mires a las gentes y las cosas que poseen; antes bien, dirige la mirada a las maravillas de Tus dones y favores. Reúne entonces a Tus siervos bajo Tu sombra que cobija a toda la humanidad. Extiende la mano de la merced por encima de toda la creación, y los dedos de la gracia por encima de toda la existencia. Ciertamente, esto es propio de Ti aunque la gente no lo comprenda. Quien vuelve su rostro hacia Ti lo hace por Tu gracia, y en cuanto a aquel que se aparta, Tu Señor, en verdad, es independiente de todas las cosas creadas. De ello dan testimonio Sus siervos verdaderos y devotos.
Dentro de poco Dios hará surgir, a través de Ti, manos de fuerza indómita y brazos de potencia invencible, quienes saldrán desde detrás de los velos, harán triunfar al Todomisericordioso entre los pueblos del mundo y exclamarán con voz tan potente que hará que los corazones se estremezcan de miedo. Así ha sido decretado en una Tabla Escrita. Tal será el ascendiente que mostrarán estas almas que la consternación y el desaliento se apoderarán de todos los moradores de la tierra.
Tened cuidado no sea que derraméis la sangre de alguien. Desenfundad la espada de vuestra lengua de la vaina de la expresión, pues con ella conquistaréis las ciudadelas de los corazones. Hemos abolido la ley de librar la guerra santa unos contra otros. Ciertamente, la misericordia de Dios ha abarcado todas las cosas creadas, si tan solo lo comprendieseis. Ayudad a vuestro Señor, el Dios de la Misericordia, con la espada del entendimiento. Es realmente más aguda y de más fino temple que la espada de la expresión, si tan solo reflexionarais sobre las palabras de vuestro Señor. Así ha hecho descender Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo, a las huestes de la Revelación divina, y así han aparecido los ejércitos de la inspiración divina desde la Fuente del mandato, tal como lo ordena Dios, el Todoglorioso, el Bienamado.
Di: La medida de todas las cosas creadas ha sido fijada en este Templo oculto y manifiesto, donde está atesorado el conocimiento de los cielos y de la tierra, y de todas las cosas del pasado y del futuro. El dedo de la obra maestra de Dios ha inscrito en esta Tabla lo que los más sabios y más eruditos de entre la gente son incapaces de desentrañar, y ha creado allí templos inescrutables para todos salvo para Su propio Ser; ojalá comprendierais esta verdad. ¡Bienaventurado quien la lea, quien medite sobre su contenido y quien se cuente entre los que comprenden!
Di: Nada se ve en Mi templo, sino el Templo de Dios, ni en Mi belleza, sino Su Belleza, ni en Mi ser, sino Su Ser, ni en Mi esencia, sino Su Esencia, ni en Mi movimiento, sino Su Movimiento, ni en Mi aquiescencia, sino Su Aquiescencia, ni en Mi pluma, sino Su Pluma, la Poderosa, la Más Alabada. Nada ha habido en Mi alma sino la Verdad, y nada se ha visto en Mí mismo sino a Dios.
Cuidaos de hablar de dualidad con relación a Mi Ser, pues todos los átomos de la tierra proclaman que no hay otro Dios sino Él, el Único, el Sin par, el Potente, el Amoroso. Desde el principio que no tiene principio he proclamado, desde el dominio de la eternidad, que Yo soy Dios, que no hay otro Dios sino Yo, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo; y hasta el fin que no tiene fin proclamaré, en medio del reino de los nombres, que Yo soy Dios, y que no hay otro Dios fuera de Mí, el Todoglorioso, el Bienamado. Di: El Señorío es Mi Nombre, del cual he creado manifestaciones en el mundo del ser, y en cuanto a Nos, permanecemos santificados por encima de ellas; ojalá meditarais sobre esta verdad. Y la Deidad es Mi Nombre, de la cual hemos creado exponentes cuyo poder abarcará a las gentes de la tierra y hará de ellas auténticos adoradores de Dios, si tan solo lo reconocierais. Así deberíais considerar todos Nuestros nombres, si fuerais de los perspicaces.
¡Oh Cuarta Letra de este Templo, alusiva al atributo de la Gracia! Hemos hecho de ti la manifestación de la gracia entre la tierra y el cielo. A partir de ti, hemos generado toda la gracia en el mundo contingente, y a ti haremos que regrese. Y de ti la haremos aparecer de nuevo, mediante una palabra de Nuestro mandato. Poderoso soy para realizar cuanto deseo mediante Mi palabra «¡Sé!», y es. Toda gracia que aparece en el mundo del ser se ha originado en ti, y a ti ha de regresar. Ciertamente, esto es lo que se ha dispuesto en una Tabla que hemos guardado detrás del velo de la gloria, y ocultado a los ojos mortales. Bienaventurados quienes no se privan de esta gracia conferida e infalible.
Di: En este día, los vientos fecundos de la gracia de Dios han soplado sobre todas las cosas. Cada criatura ha sido dotada de cuantas potencialidades es capaz de llevar. ¡Y, con todo, los pueblos del mundo han negado esta merced! Cada árbol ha sido dotado de los frutos más exquisitos, y cada océano, enriquecido con las gemas más brillantes. El propio ser humano ha sido investido con los dones de la comprensión y el conocimiento. La creación entera ha recibido la revelación del Todomisericordioso, y la tierra se ha hecho depositaria de cosas inescrutables para todos salvo para Dios, la Verdad, el Conocedor de lo invisible. Se acerca la hora en que toda cosa creada habrá depuesto su carga. ¡Glorificado sea Dios, Quien ha conferido esta gracia que abarca todas las cosas, ya sean visibles o invisibles! Así hemos creado la tierra entera de nuevo en este día, mas la mayoría de las gentes no se han percatado de ello. Di: La gracia de Dios jamás podrá ser suficientemente entendida; ¡cuánto menos ha de ser comprendido Su propio Ser, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo!
¡Oh Templo de la Causa! No te aflijas si a nadie encuentras dispuesto a recibir Tus dones. Fuiste creado por Mi causa; por tanto, ocúpate de Mi alabanza entre Mis siervos. Esto es lo que Te ha sido ordenado en la Tabla Guardada. Tras haber hallado en la tierra muchas manos manchadas, purificamos la orla de Tu vestidura de la profanación de su contacto y la pusimos fuera del alcance de los impíos. Sé paciente en la Causa de Tu Señor, pues dentro de poco Él hará surgir corazones santificados y ojos iluminados que huirán desde todos los rincones hacia Tu gracia omnímoda e ilimitada.
¡Oh Templo de Dios! En cuanto fueron enviadas las huestes de la Revelación divina por el Señor de todos los nombres y atributos, portando las banderas de Sus signos, fueron ahuyentados los exponentes de la duda y la fantasía. No creyeron en las claras muestras de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo, y se levantaron contra Él con enemistad y oposición. Entre ellos estaban los que afirmaban: «Estos no son claros versículos de Dios, ni proceden de una condición innata y sin instrucción». Así procuran los descreídos remediar la enfermedad de sus corazones, totalmente ajenos a que de este modo son maldecidos por todos los que habitan en los cielos y la tierra.
Di: El propio Espíritu Santo ha sido generado por mediación de una sola letra revelada por este Más Grande Espíritu, si tan solo lo comprendierais. Y esa condición innata y sin instrucción es, en su esencia, engendrada por los versículos de Dios, Quien ayuda en el peligro, el Todoglorioso, el Bienamado. Di: Esta condición se precia de su relación con Nuestra trascendente Verdad, en tanto que Nos, por Nuestra parte, no Nos gloriamos de ella ni de ninguna otra cosa, pues todo lo que no sea Mi Ser ha sido creado por la potencia de Mi palabra, si tan solo lo entendieseis.
Di: Hemos revelado Nuestros versículos en nueve modalidades diferentes. Cada una de ellas denota la soberanía de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Una sola de ellas basta como prueba para todos los que están en los cielos y en la tierra; mas la mayoría de las gentes persiste en su negligencia. Si fuera Nuestro deseo, las revelaríamos en un sinfín de otras modalidades.
Di: ¡Oh pueblo! Temed a Dios y no permitáis que vuestras lenguas pronuncien, en su falsedad, lo que Le desagrada. Avergonzaos ante Aquel que, como bien sabéis, os ha creado a partir de una gota de agua. Di: Hemos creado a todos los que están en el cielo y la tierra en la naturaleza hecha por Dios. Quien se vuelva hacia este bendito Semblante manifestará las potencialidades de esa naturaleza innata, y a quien permanezca velado se le privará de esta gracia invisible y omnímoda. Ciertamente, no hay nada a lo que hayamos negado Nuestro favor, por cuanto hemos sido equitativos en la creación de todas y cada una de las cosas, y por una palabra de Nuestra boca les brindamos el tesoro de Nuestro amor. Los que lo han aceptado están en efecto salvos y seguros, y se cuentan entre los que son inmunes a los terrores de este Día. Sin embargo, los que lo han rechazado ciertamente no han creído en Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Así distinguimos entre las gentes y las juzgamos. Nos, sin duda, poseemos el poder de discernir.
Di: la Palabra de Dios nunca podrá confundirse con las palabras de Sus criaturas. En verdad, es la Soberana de las palabras, así como Él mismo es el soberano Señor de todo, y Su Causa trasciende todo cuanto fue y cuanto ha de ser. Entrad, oh pueblo, en la Ciudad de la Certeza, donde se ha establecido el trono de vuestro Señor, el Todomisericordioso. Así os lo ordena la Pluma del Todoglorioso, en muestra de Su gracia infalible. Ojalá no hagáis de Su Revelación una causa de disensión entre vosotros.
Entre los infieles se cuentan aquellos que han rechazado Su Ser y se han levantado contra Su Causa, y quienes afirman que estos versículos divinos son inventados. Tales fueron asimismo las objeciones de los negadores de antaño, quienes ahora imploran ser salvados del Fuego. Di: ¡Ay de vosotros, por las fútiles palabras que proceden de vuestras bocas! Si estos versículos son realmente inventados, entonces ¿por qué prueba habéis creído en Dios? ¡Aducidla, si sois personas de entendimiento! Cuandoquiera que revelábamos Nuestros claros versículos a tales personas los rechazaban, y cuandoquiera que veían lo que las fuerzas conjuntas de la tierra son incapaces de aducir, lo declaraban hechicería.
¿Qué mal aqueja a estas gentes que hablan de lo que no comprenden? Ponen las mismas objeciones que los seguidores del Corán cuando vino a ellos su Señor con Su Causa. Ciertamente, son un pueblo rechazado. Impidieron que otros comparecieran ante Aquel que es la Antigua Belleza y que compartiesen el pan de Sus amados. «No os acerquéis a ellos», se le oyó decir a uno de estos, «pues hechizan a la gente y la desvían del camino de Dios, Quien ayuda en el Peligro, Quien subsiste por Sí mismo». ¡Por la rectitud del único Dios verdadero! Aquel que es incapaz de hablar en Nuestra presencia ha pronunciado palabras tales que nadie de entre las generaciones pretéritas ha dicho, y ha perpetrado actos como los que ninguno de los incrédulos de épocas pasadas ha cometido.
Las mismas palabras y hechos de estos hombres dan testimonio elocuente de la veracidad de Mis palabras, si tan solo juzgarais con imparcialidad. Quienquiera que atribuya a hechicería los versículos de Dios no ha creído en ninguno de Sus Mensajeros, ha vivido y se ha esforzado en vano, y se cuenta entre los que hablan de aquello de lo que no tienen conocimiento. Di: ¡Oh siervo! Teme a Dios, tu Creador y tu Artífice, y no Le contravengas, sino juzga con equidad y actúa con justicia. Aquellos a los que el Señor ha dotado de conocimiento encontrarán, en las mismas objeciones puestas por los incrédulos, pruebas concluyentes con que invalidar sus pretensiones y vindicar la verdad de esta Luz manifiesta. Di: ¿Repetiríais lo que los incrédulos pronunciaron cuando les llegó un Mensaje de su Señor? ¡Ay de vosotros, oh asamblea de necios, y malogradas queden vuestras obras!
¡Oh Antigua Belleza! Apártate de los incrédulos y de lo que poseen, y esparce sobre todas las cosas creadas los fragantes aromas del recuerdo de Tu Bienamado, el Excelso, el Grande. Este recuerdo vivifica el mundo del ser y renueva los templos de todas las cosas creadas. Di: Él, ciertamente, Se ha establecido sobre el Trono del poderío y la gloria. Si alguien desea contemplar Su semblante, Él mismo está aquí, delante de ti. Bendito sea el Señor, Quien Se ha revelado en esta Belleza luminosa y resplandeciente. Si alguien desea escuchar Sus melodías, aquí están, fluyendo de Sus labios maravillosos y radiantes. Y a quien desee ser iluminado con los esplendores de Su luz, di: Busca la corte de Su presencia, pues Dios ciertamente te ha dado licencia para acercarte a ella, en muestra de Su gracia para con toda la humanidad.
Di: ¡Oh pueblo! Os formulamos una pregunta con toda sinceridad, tomando a Dios por testigo entre vosotros y Nos. Ciertamente, Él es el Defensor de los rectos. Compareced, pues, ante Su Trono de gloria y responded con justicia e imparcialidad. ¿Es Dios Quien tiene poder para cumplir Su propósito, o sois vosotros quienes gozáis de semejante autoridad? ¿Es Él Quien en verdad está libre de restricciones, como dais a entender cuando decís que Él hace lo que desea y que no Se le han de pedir cuentas de Sus hechos, o sois vosotros quienes ostentáis ese poder y meramente hacéis esas afirmaciones por ciega imitación, como hicieron vuestros antecesores ante la aparición de todos los demás Mensajeros de Dios?
¡Si Él verdaderamente está libre de restricciones, mirad entonces cómo ha hecho descender a la Manifestación de Su Causa con versículos que nadie en los cielos ni en la tierra puede resistir! Han sido revelados de tal manera que carecen de igual o semejante en el mundo del ser, como vosotros mismos presenciasteis y escuchasteis cuando el Sol del mundo brilló en el horizonte de Iráq con dominio manifiesto. Todas las cosas logran su consumación en los versículos divinos, y estos son, en verdad, los versículos de Dios, el Señor Soberano, Quien ayuda en el peligro, el Todoglorioso, el Omnipotente. Además de esto, Él ha sido manifiestado como Portador de una Causa cuyo poder soberano reconocen todas las cosas creadas, y esto nadie puede negarlo salvo los pecadores y los impíos.
Di: ¡Oh pueblo! ¿Es vuestro deseo ocultar la belleza del Sol tras los velos de vuestros propios deseos egoístas, o impedir que el Espíritu haga sonar sus melodías en este pecho santificado y luminoso? Temed a Dios y no os enfrentéis a Aquel que representa a la Deidad. No disputéis con Aquel por Cuyo mandato la letra «S» fue creada y unida a su fuerte cimiento. Creed en los Mensajeros de Dios y en Su soberano poder, y en el Ser de Dios y Su majestad. No sigáis a quienes han rechazado lo que habían creído en otro tiempo y han procurado para sí mismos una posición conforme a su propia fantasía; estos, en verdad, son de los impíos. Dad testimonio de lo que Dios mismo ha atestiguado para que la compañía de Sus predilectos sea iluminada por las palabras que proceden de vuestros labios. Decid: Ciertamente, creemos en lo que Les fue revelado a los Apóstoles de antaño, en lo que ha sido revelado, por el poder de la verdad, a ‘Alí, y en lo que ahora está siendo revelado desde Su trono de gloria. Así os instruye vuestro Señor, como señal de Su favor y en muestra de Su gracia que abarca todos los mundos.
¡Oh Pies de este Templo! En verdad, os hemos forjado de hierro. Permaneced firmes con tal constancia en la Causa de vuestro Señor que haga que los pies de toda alma desprendida se fortalezcan en el camino de Dios, el Todopoderoso, el Omnisapiente. Tened cuidado no sea que las tormentas de la enemistad y el odio o los estallidos de los obradores de iniquidad os hagan tropezar. Sed inamovibles en la Fe de Dios y no vaciléis. Nos, ciertamente, os hemos originado en virtud de ese Nombre que es la fuente de toda firmeza, y por la gracia de cada uno de Nuestros muy excelentes Nombres, revelados a todos los que están en el cielo y en la tierra. Dentro de poco crearemos, mediante vosotros, otros pies, firmes y constantes, que caminarán sin vacilar por Nuestro sendero aunque fueren atacados por huestes tan formidables como las fuerzas conjuntas de las generaciones pasadas y recientes. En verdad, sostenemos todo favor en la palma de Nuestra mano, y lo concedemos como Nos place a Nuestros siervos predilectos. Una y otra vez os hemos dispensado Nuestros favores, para que agradezcáis a tal punto a vuestro Señor que las lenguas de todas las cosas creadas prorrumpan en alabanzas a Mí, el Todomisericordioso, el Más Compasivo.
Disponte a servir a esta Causa mediante una fuerza y un poder nacidos de Nos. Divulga, entonces, a los siervos de Dios todo lo que Te ha impartido el Espíritu de Dios, el Señor soberano, el Incomparable, el Todoglorioso, el Omnisciente. Di: ¡Oh pueblo! ¿Vais a apartaros de Aquel que es la Eterna Verdad, y escoger en cambio a quien hemos creado de un mero puñado de arcilla? Obrar así equivale a infligiros una grave injusticia a vosotros mismos, si tan solo reflexionarais sobre los versículos de vuestro Señor. Di: ¡Oh pueblo! Purificad vuestros corazones y vuestros ojos, para que reconozcáis a vuestro Hacedor en este atuendo santo y luminoso. Di: El Joven celestial ha ascendido al Trono de gloria, ha manifestado Su soberanía independiente, y ahora expresa, en tonos dulces y maravillosos, este llamamiento entre la tierra y el cielo: «¡Oh pueblos de la tierra! ¿Por qué habéis descreído en vuestro Señor, el Todomisericordioso, y os habéis apartado de Aquel que es la Belleza del Todoglorioso? ¡Por la rectitud de Dios! Este es Su Secreto Oculto, Quien ha aparecido de la aurora de la creación, y esta es Su apreciada Belleza, Quien ha resplandecido en el horizonte de este jardín celestial, investida con la soberanía de Dios, Quien ayuda en el peligro, el Todoglorioso, Quien todo lo subyuga, el Todopoderoso».
¡Oh Templo de Santidad! Nos, ciertamente, hemos purificado Tu pecho de los susurros de la gente, y lo hemos librado de las alusiones terrenales, para que aparezca en su interior la luz de Mi belleza y se refleje en los espejos de todos los mundos. Así Te hemos escogido entre todo cuanto ha sido creado en los cielos y en la tierra, y entre todo cuanto ha sido decretado en los dominios de la revelación y la creación, y Te hemos elegido para Nuestro propio Ser. Esto no es sino una prueba de la munificencia que Dios Te ha dispensado, munificencia que perdurará hasta el Día que no tiene fin en este mundo contingente. Perdurará tanto tiempo como perdure Dios, el Rey Supremo, Quien ayuda en el peligro, el Poderoso, el Sabio. Pues el Día de Dios no es sino Su propio Ser, Quien ha aparecido con el poder de la verdad. Este es el Día que no será seguido de la noche, ni estará limitado por alabanza alguna. ¡Ojalá lo comprendierais!
¡Oh Pecho de este Templo! Nos, ciertamente, hemos hecho que todas las cosas reflejen tu realidad, y hemos hecho de ti un espejo de Nuestro propio Ser. Irradia, pues, sobre los pechos de todos los seres creados los esplendores de la luz de tu Señor, a fin de que sean librados de todas las alusiones y limitaciones. Así ha brillado el Sol de la sabiduría por encima del horizonte de la Pluma del Rey Eterno. ¡Bienaventurados quienes lo perciben! Mediante ti hemos creado otros pechos santificados y hacia ti haremos que regresen, en señal de Nuestra gracia para contigo y para con Nuestros siervos predilectos. Dentro de poco crearemos mediante ti seres con pechos santificados e iluminados, que nada atestiguarán sino Mi belleza y nada emitirán salvo la luz resplandeciente de Mi semblante. Estos serán, en verdad, los espejos de Mis Nombres en medio de todas las cosas creadas.
¡Oh Templo de Santidad! Nos, ciertamente, hemos hecho de Tu corazón más íntimo el erario de todo el conocimiento de épocas pasadas y futuras, y el punto de amanecer de Nuestro propio conocimiento, que hemos destinado para los moradores de la tierra y del cielo, para que toda la creación participe de las efusiones de Tu gracia y alcance, mediante las maravillas de Tu saber, el reconocimiento de Dios, el Exaltado, el Poderoso, el Grande. En verdad, ese conocimiento que pertenece a Mi propia Esencia es tal que nadie lo ha alcanzado ni lo podrá jamás concebir, y tiene un peso que ningún corazón podrá soportar. Si fuera desentrañada siquiera una palabra de este conocimiento, todos los corazones se llenarían de consternación, se desmoronarían los cimientos de todas las cosas y resbalarían los pies de hasta los más sabios entre los sabios.
Dentro del erario de Nuestra Sabiduría yace oculto un conocimiento, una palabra del cual, si decidiéramos divulgarla a la humanidad, haría que todo ser humano reconociese a la Manifestación de Dios y admitiese Su omnisciencia, y permitiría que cada persona descubriese los secretos de todas las ciencias y alcanzase una posición tan elevada que se vería independiente de todo el saber del pasado y del futuro. También poseemos otros conocimientos, de los cuales no podemos divulgar ni una sola letra, ni vemos a la humanidad capaz de oír siquiera la más leve referencia a su significado. Así os hemos informado del conocimiento de Dios, el Omnisciente, el Sapientísimo. Si encontráramos recipientes dignos, les impartiríamos los tesoros de los significados ocultos y les desvelaríamos un conocimiento del cual una sola letra abarca todas las cosas creadas.
¡ Oh Corazón más Recóndito de este Templo! Hemos hecho de ti el punto de amanecer de Nuestro conocimiento y la aurora de Nuestra sabiduría para todos los que están en el cielo y en la tierra. De ti hemos hecho aparecer todas las ciencias, y a ti las haremos volver. Y de ti las haremos surgir una segunda vez. Tal es, en verdad, Nuestra promesa, y potentes somos para llevar a cabo Nuestro propósito. Dentro de poco haremos que surjan mediante ti los exponentes de ciencias nuevas y maravillosas, de destrezas poderosas y eficaces, y pondremos de manifiesto mediante ellas lo que el corazón de ninguno de Nuestros siervos ha concebido todavía. Así otorgamos a quien queremos cuanto deseamos, y así le negamos a quien queremos lo que le habíamos concedido antes. Así es como ordenamos cuanto Nos place mediante Nuestro mandato.
Di: Si en una ocasión decidiéramos derramar el resplandor de Nuestra amorosa providencia sobre los espejos de todas las cosas y, en otra, negarles los esplendores de Nuestra luz, ello ciertamente está en Nuestro poder, y nadie tiene el derecho de preguntar «por qué» o «para qué». Pues Nos somos realmente poderosos para lograr Nuestro propósito, y no rendimos cuentas de lo que hacemos que acontezca; y nadie puede poner esto en duda salvo aquellos que atribuyen socios a Dios y cuestionan Su Verdad. Di: Nada puede oponerse a la fuerza de Nuestro poder ni interrumpir el curso de Nuestro mandato. Elevamos a quien Nos place hasta el Dominio del poder y la gloria celestiales y, si así lo deseáramos, haríamos que se hundiese en el abismo más profundo de la degradación.
¡Oh habitantes de la tierra! ¿Afirmaríais que si elevamos a un alma al Sadratu'l-Muntahá dejará de estar sujeta al poder de Nuestra soberanía y dominio? ¡No, por Mi propio Ser! Si fuera Nuestro deseo, la haríamos volver al polvo en menos de un abrir y cerrar de ojos. Considerad un árbol: ved cómo lo plantamos en un jardín, y lo regamos con las aguas de Nuestro amoroso cuidado; y cómo, una vez que ha crecido y madurado y brotan de él hojas verdes y frutos agradables, he aquí que le enviamos los vendavales tempestuosos de Nuestro decreto, lo arrancamos de raíz y lo tumbamos sobre la faz de la tierra. Así ha sido Nuestro proceder para con todas las cosas, y así será en este día. Tales son, en verdad, las maravillas incomparables de Nuestro método inmutable, método que siempre ha gobernado y continuará gobernando todas las cosas; ojalá lo percibieseis. Sin embargo, nadie conoce la sabiduría de ello salvo Dios, el Omnipotente, el Todopoderoso, el Sapientísimo.
¿Vais a negar, oh pueblo, la mismísima cosa que ven vuestros ojos? ¡Ay de vosotros, asamblea de negadores! Lo único que está exento de cambio es Su propio Ser, el Todomisericordioso, el Más Compasivo, si tan solo observarais con ojo perspicaz, en tanto que todo lo demás fuera de Él puede ser alterado por un acto de Su Voluntad. Él es, ciertamente, el Omnipotente, el Todopoderoso, el Sapientísimo.
¡Oh pueblo! No discutáis acerca de Mi Causa, pues nunca aquilataréis la múltiple sabiduría de vuestro Señor, ni jamás apreciaréis el conocimiento de Aquel que es el Todoglorioso, Quien todo lo penetra. Quien pretenda haber conocido Su Esencia es, sin duda, de los más ignorantes entre todas las gentes. Todo átomo del universo le acusará de impostura, y de ello da testimonio Mi lengua, que no pronuncia sino la verdad. Magnificad Mi Causa y promulgad Mis enseñanzas y mandamientos, pues no os corresponde otra forma de actuar sino esta, y ningún otro camino conducirá jamás a Él. ¡Ojalá prestarais atención a Nuestro consejo!
¡Oh Templo Viviente! Hemos hecho de Ti la Aurora de cada uno de Nuestros muy excelentes títulos, el Punto de amanecer de cada uno de Nuestros muy augustos atributos y el Manantial de cada una de Nuestras múltiples virtudes para los moradores de la tierra y del cielo. A continuación, Te hicimos surgir conforme a Nuestra propia imagen entre los cielos y la tierra, y Te ordenamos que fueses la señal de Nuestra gloria para todos los que están en los dominios de la revelación y la creación, para que Mis siervos sigan Tus pasos y sean de los bien guiados. Te hemos designado Árbol de la gracia y la munificencia para los habitantes tanto de los cielos como de la tierra. Bienaventurados los que buscan abrigo a Tu sombra y quienes se acercan a Tu Ser, el Protector omnipotente de los mundos.
Di: Hemos hecho de cada uno de Nuestros Nombres una fuente desde la cual hemos hecho manar las corrientes de la sabiduría y comprensión divinas, y fluir, en el jardín de Nuestra Causa, corrientes cuyo número nadie puede calcular salvo Tu Señor, el Santísimo, el Omnipotente, el Omnisciente, el Sapientísimo. Di: Hemos generado todas las Letras a partir del Punto y las hemos hecho regresar a Él, y Lo hemos hecho descender de nuevo en forma de un templo humano. ¡Toda gloria sea para el Autor de esta obra maestra incomparable y maravillosa! Dentro de poco Lo expondremos nuevamente, en Nuestro nombre, el Todoglorioso. Y esta es realmente una muestra de Nuestra gracia, y, en verdad, Yo soy el Más Generoso, el Anciano de Días.
Todas las Luces las hemos hecho aparecer del Astro de Nuestro nombre, el Verdadero, las hemos hecho regresar a Él y nuevamente las hemos puesto de manifiesto en la forma de un templo humano. ¡Toda gloria sea para el Señor de fuerza y poder! Nadie puede resistir la acción de Mi voluntad ni el ejercicio de Mi poder. Yo soy Quien ha hecho surgir a todas las criaturas mediante una palabra de Mi boca, y, en verdad, Mi poder está a la altura de Mi propósito.
Di: Si así lo deseáramos, está en Nuestro poder hacer que todas las cosas creadas expiren en un instante, y, en el siguiente, dotarlas otra vez de vida. Sin embargo, el conocimiento de ello se encuentra solo en Dios, el Omnisciente, el Informado. Si así lo deseáramos, está en Nuestro poder permitir que, en menos de un abrir y cerrar de ojos, una partícula flotante de polvo genere soles de infinito e inimaginable esplendor; hacer que una gota de rocío se convierta en vastos e innumerables océanos; infundir en cada letra tal fuerza que le permita revelar todo el saber de edades pasadas y futuras. En verdad, esto es fácil de realizar. Tales han sido las evidencias de Mi poder desde el principio que no tiene principio hasta el fin que no tiene fin. Sin embargo, Mis criaturas se han olvidado de Mi poder, han rechazado Mi soberanía y han disputado con Mi propio Ser, el Omnisciente, el Sapientísimo.
De todo lo que se halla entre el cielo y la tierra, nada puede moverse si no es con Mi permiso, y a Mi Reino nadie puede ascender salvo por Mi mandato. Sin embargo, Mis criaturas han permanecido separadas por un velo de Mi poder y Mi soberanía, y se cuentan entre los desatentos. Di: Nada se ve en Mi revelación que no sea la Revelación de Dios, ni en Mi poder sino Su poder, si tan solo lo supierais. Di: Mis criaturas son como las hojas de un árbol. Proceden del árbol y dependen de él para su subsistencia, mas olvidan su raíz y origen. Trazamos tales similitudes por el bien de Nuestros siervos perspicaces, para que tal vez trasciendan de un mero plano vegetativo de existencia y alcancen la verdadera madurez en esta irresistible e inamovible Causa. Di: Mis criaturas son como los peces de las profundidades. Su vida depende del agua, y, con todo, permanecen inconscientes de lo que, por la gracia del Señor omnisciente y omnipotente, sostiene su existencia misma. En efecto, su desatención es tal que, si se les preguntara por el agua y sus propiedades, resultarían ser totalmente ignorantes. Así exponemos comparaciones y semejanzas para que, por ventura, la gente se vuelva hacia Aquel que es el Objeto de la adoración de la creación entera.
¡Oh pueblo! Temed a Dios y no descreáis en Aquel Cuya gracia ha envuelto a todas las cosas, Cuya misericordia se ha extendido por el mundo contingente, y la potencia soberana de Cuya Causa ha rodeado tanto vuestro ser interior como exterior, tanto vuestro principio como vuestro fin. Sobrecogeos ante el Señor, y sed de los que obran rectamente. Guardaos de ser contados entre quienes permiten que los versículos de su Señor se les pasen por alto sin ser oídos ni reconocidos: estos, verdaderamente, pertenecen a los descarriados.
Di: ¿Adoraríais a aquel que ni escucha ni ve, y quien es en verdad el más abyecto y descarriado de todos los siervos de Dios? ¿Por qué habéis dejado de seguir a Aquel que ha venido a vosotros desde la Fuente del Mandamiento Divino, portando las buenas nuevas de Dios, el Más Exaltado, el Más Grande? ¡Oh pueblo! No seáis como los que se presentaron ante Nuestro trono y, con todo, no se percataron ni comprendieron; esta es realmente una gente despreciable. Les recitamos versículos que hubieran cautivado a los moradores del Dominio celestial y a los habitantes del Reino de lo alto y, no obstante, partieron de allí envueltos en velos y escucharon en cambio la voz de quien no es sino un siervo de Dios y una mera creación de Su Voluntad. Así os damos a conocer lo que os guiará hacia el camino de los predilectos de Dios.
¡Cuántos son los que entraron en la Morada del Paraíso, la Sede donde se había establecido el trono de Dios, y estuvieron en presencia de su Señor, el Más Exaltado, el Ingente, sólo para preguntar acerca de las cuatro Puertas o de algún Imam de la Fe islámica! Tal era la condición de estas almas, si tan solo lo comprendieseis. Es como lo presenciáis en este día: aquellos que no han creído en Dios y Le han atribuido socios se aferran a uno solo de Nuestros Nombres y están privados de reconocer a Aquel que es el Creador de todos los Nombres. Damos fe de que tales gentes se cuentan en verdad entre el pueblo del Fuego. Al sol le piden que exponga las palabras de la sombra, y al Verdadero, que explique las declaraciones de Sus criaturas; ojalá lo percibierais. Di: ¡Oh pueblo! El sol no ofrece otra cosa sino el resplandor de su propia luz y lo que procede de ella, en tanto que todo lo demás busca iluminación en sus rayos. ¡Temed a Dios y no seáis de los ignorantes! Entre ellos se encontraban también quienes preguntaban a la oscuridad acerca de la luz. Di: ¡Abre los ojos, para que veas el brillo que ha envuelto visiblemente a la tierra! Ciertamente, esta es una luz que ha aparecido y resplandecido en el horizonte de la Aurora del conocimiento divino con fulgor manifiesto. ¿Acaso preguntaríais a los judíos si Jesús era el Verdadero que provenía de Dios, o a los ídolos si Muḥammad era un Apóstol de Su Señor, o al pueblo del Corán respecto de Aquel que era el Recuerdo de Dios, el Más Exaltado, el Ingente?
Di: ¡Oh pueblo! Ante los esplendores de esta Revelación, arrojad las cosas que poseéis y aferraos a lo que Dios os ha ordenado observar. Tal es Su mandamiento para vosotros, y Él, ciertamente, es el más capacitado para mandar. ¡Por Mi Belleza! En las palabras que he revelado no Me refiero a Mí mismo, sino más bien a Aquel que vendrá después de Mí. Testigo de ello es Dios, el Omnisapiente. No Lo tratéis a Él como Me habéis tratado a Mí. Cuando los versículos de Dios os sean enviados desde la Corte de Mi favor, no objetéis diciendo «estos no proceden de una condición innata y carente de instrucción», pues esa condición misma ha sido creada por Mi palabra y da vueltas en torno a Mí; ojalá fuerais de los que comprenden esta verdad. Percibid de las expresiones de vuestro Señor, el Todomisericordioso, el suave aroma de la túnica de significados íntimos, que ha sido esparcido por la creación entera y ha derramado su fragancia sobre todas las cosas creadas. Felices son quienes lo perciben y se apresuran a dirigirse hacia Dios con corazones radiantes.
¡Oh Templo Viviente! Nos, ciertamente, hemos hecho de Ti un espejo para el reino de los nombres, a fin de que, en medio de toda la humanidad, seas un signo de Mi soberanía, un heraldo de Mi presencia, un convocador hacia Mi belleza y un guía hacia Mi recto y perspicuo Camino. Hemos exaltado Tu Nombre en medio de Nuestros siervos como una generosidad de Nuestra presencia. Yo, ciertamente, soy el Más Munífico, el Anciano de Días. Te hemos adornado, además, con el ornamento de Nuestro propio Ser y Te hemos impartido Nuestra Palabra, para que en este mundo contingente ordenes cuanto desees y realices cuanto Te plazca. Hemos destinado para Ti todo el bien de los cielos y de la tierra, y hemos decretado que nadie obtenga una porción del mismo a menos que se acoja a Tu sombra, como lo ordena Tu Señor, el Conocedor de todo, el Más Informado. Te hemos conferido el Bastón de mando y la Escritura del juicio, para que pongas a prueba la sabiduría de todo mandamiento. Hemos hecho que los océanos de la comprensión y la expresión íntimas afloren de Tu corazón en recuerdo de Tu Señor, el Dios de misericordia, para que Le rindas gracias y alabanza y seas de los que están en verdad agradecidos. Te hemos escogido de entre todas Nuestras criaturas y Te hemos designado la Manifestación de Nuestro propio Ser para todos los que están en los cielos y en la tierra.
Crea, entonces, con Nuestra venia, espejos resplandecientes y letras excelsas que den testimonio de Tu soberanía y dominio, atestigüen Tu poderío y gloria, y sean las manifestaciones de Tus Nombres en medio de la humanidad. Hemos hecho de nuevo que seas el Origen y el Creador de todos los espejos, tal como los hicimos aparecer de Ti en otro tiempo. Y haremos que regreses a Mi propio Ser, tal como Te hicimos salir en el principio. Ciertamente, Tu Señor es el Libre, el Todopoderoso, Quien todo lo domina. Advierte, pues, a estos espejos, una vez que se hayan puesto de manifiesto, no sea que se hinchen de orgullo ante su Creador y Artífice cuando aparezca entre ellos o permitan que la pompa del mando les impida inclinarse sumisos ante Dios, el Todopoderoso, el Bellísimo.
Di: ¡Oh concurso de espejos! No sois sino una creación de Mi voluntad y habéis llegado a existir en virtud de Mi mandato. Cuidad de no negar los versículos de Mi Señor, y no seáis de aquellos que han obrado con injusticia y se cuentan entre los perdidos. Cuidad de no aferraros a lo que poseéis ni vanagloriaros de vuestra fama y renombre. Lo que os conviene es desprenderos por completo de todo cuanto hay en los cielos y en la tierra. Así lo ha ordenado Aquel que es el Omnipotente, el Todopoderoso.
¡Oh Templo de Mi Causa! Di: Si deseara transformar en un solo momento todas las cosas en espejos de Mis Nombres, ello está sin duda en Mi poder, cuánto más en el poder de Mi Señor, Quien Me ha creado mediante Su irresistible e inescrutable mandato. Y si decidiera revolucionar la creación entera en un abrir y cerrar de ojos, ello ciertamente es posible para Mí, y cuánto más para ese Propósito soberano atesorado en la Voluntad de Dios, Mi Señor y el Señor de todos los mundos.
Di: ¡Oh manifestaciones de Mis Nombres! Si ofrendarais todo lo que poseéis, es más, vuestra vida misma, en el camino de Dios, y Le invocarais tantas veces como el número de granos de arena, de gotas de lluvia u olas del mar, y, sin embargo, os opusierais a la Manifestación de Su Causa en el momento de Su aparición, vuestras obras en modo alguno serían mencionadas ante Dios. Sin embargo, si descuidarais todas las obras rectas, mas decidierais creer en Él en estos días, quizás Dios perdone vuestros pecados. En verdad, Él es el Todoglorioso, el Más Generoso. Así os informa el Señor de Su propósito, para que tal vez no os enorgullezcáis ante Aquel mediante Quien se ha confirmado todo lo que ha sido revelado desde la eternidad. Feliz aquel que se acerque a esta Muy Sublime Visión, y ¡ay de quienes se aparten!
¡Cuán numerosos los que gastan toda su riqueza en el camino de Dios, y a quienes, a la hora de Su Revelación, encontramos entre los rebeldes y los díscolos! ¡Cuántos hay que guardan ayuno de día, solo para protestar contra Aquel por Cuyo mandato mismo se estableció por primera vez la disposición del ayuno! Tales hombres, en verdad, son de los ignorantes. ¡Y cuántos son los que subsisten con el pan más ordinario, quienes toman como único asiento la hierba del campo y padecen toda suerte de dificultades, tan sólo para mantener su superioridad a los ojos de los hombres! Así exponemos sus actos, para que sirva de advertencia a los demás. Estos son quienes se someten a toda suerte de austeridades a la vista de los demás con la esperanza de perpetuar su nombre, cuando en realidad no quedará de ellos mención alguna salvo en las maldiciones e imprecaciones de los moradores de la tierra y del cielo.
Di: ¿Os aprovecharía en lo más mínimo si, tal como ingenuamente imagináis, vuestros nombres hubieran de perdurar? ¡No, por el Señor de todos los mundos! ¿Acaso se engrandeció el ídolo ‘Uzzá por el hecho de que su nombre perviviera entre los adoradores de los nombres? ¡No, por Aquel que es Dios mismo, el Todoglorioso, el Irresistible! Si vuestros nombres se borraran de todas las mentes mortales y, con todo, Dios estuviera complacido con vosotros, realmente os contaríais entre los tesoros de Su nombre, el Más Oculto. Así hemos hecho descender Nuestros versículos para que os atraigan a la Fuente de todas las Luces, y os familiaricen con el propósito de vuestro Señor, el Omnisciente, el Sapientísimo. Por tanto, absteneos de todo lo que os ha sido prohibido en el Libro, y comed de las cosas legítimas que Dios ha provisto para vuestro sostén. No os privéis de Sus generosas dádivas, pues Él es, ciertamente, el Más Generoso, el Señor de abundante gracia. No os sometáis a privaciones excesivas, sino seguid el camino que os hemos allanado mediante Nuestros versículos luminosos y pruebas perspicuas, y no seáis de los negligentes.
¡Oh concurso de teólogos! No os corresponde jactaros si os abstenéis de beber vino y de similares transgresiones que os han sido vedadas en el Libro, pues si cometierais tales actos se mancharía la dignidad de vuestra posición a los ojos de la gente, se alterarían vuestros asuntos y sería desacreditado y deshonrado vuestro nombre. No, vuestra gloria verdadera y perdurable reside en la sumisión a la Palabra de Aquel que es la Verdad eterna y en vuestro desprendimiento interior y exterior de todo lo que no sea Dios, el Irresistible, el Todopoderoso. Grande es la bienaventuranza del teólogo que no ha consentido que el conocimiento se convierta en un velo entre él y Aquel que es el Objeto de todo conocimiento, y que, cuando apareció Aquel que subsiste por Sí mismo, se ha vuelto hacia Él con rostro radiante. En verdad, se cuenta entre los doctos. Los moradores del Paraíso buscan la bendición de su hálito, y su lámpara arroja luz sobre todos los que están en el cielo y en la tierra. Verdaderamente, se cuenta entre los herederos de los Profetas. Aquel que lo ve ha visto ciertamente al Verdadero, y quien se vuelve hacia él se ha vuelto en verdad hacia Dios, el Todopoderoso, el Sapientísimo.
¡Oh puntos de amanecer del conocimiento! Cuidaos de que no os hagan cambiar, pues si cambiáis vosotros, la mayoría de los hombres cambiarán igualmente. Esto es, ciertamente, una injusticia para con vosotros y los demás. De ello da fe toda persona de discernimiento y perspicacia. Sois como una fuente. Si se altera, también se alterarán las corrientes que se ramifican de ella. Temed a Dios, y contaos entre los piadosos. De igual modo, si el corazón del hombre se corrompe, también se corromperán sus miembros. Y de modo similar, si se corrompe la raíz del árbol, se corromperán sus ramas, y sus brotes, y sus hojas, y sus frutos. Así hemos expuesto semejanzas para vuestra instrucción, para que las cosas que poseéis tal vez no os impidan alcanzar lo que ha sido destinado para vosotros por Aquel que es el Todoglorioso, el Más Generoso.
Está ciertamente en Nuestro poder tomar un puñado de polvo y adornarlo con la vestidura de Nuestros Nombres. Sin embargo, ello no sería sino una señal de Nuestro favor, y no un indicio de mérito alguno que hubiera podido poseer inherentemente. Así lo ha revelado en verdad Aquel que es el Revelador Soberano, el Omnisciente. Considera la Roca Negra, que Dios ha convertido en un punto hacia el que todos los hombres se vuelven en adoración. ¿Se le ha concedido esta merced en virtud de su excelencia innata? ¡No, por Mi propio Ser! ¿O acaso procede tal distinción de su valor intrínseco? ¡No, por Mi propio Ser, Cuya Esencia no ha sido comprendida en toda la creación!
Igualmente, considera la Mezquita de Aqṣá y los demás lugares que hemos convertido en santuarios para las gentes en todos los países y regiones. El honor y distinción de que disfrutan en modo alguno se deben a su propio mérito, sino que provienen de su relación con Nuestras Manifestaciones, a Quienes hemos designado como las Auroras de Nuestra Revelación en medio de la humanidad, si tan solo lo comprendieseis. En ello yace una sabiduría inescrutable para todos salvo Dios. Indagad, para que Él gentilmente os aclare Su propósito. Ciertamente, Su conocimiento abarca todas las cosas. Desprendeos, oh pueblo, del mundo y de todas sus vanidades, y no atendáis al llamamiento de quienes no han creído en Dios y Le han atribuido socios. Elevaos sobre el horizonte de la expresión para ensalzar y alabar a vuestro Señor, el Todomisericordioso. Esto es lo que Dios ha deseado para vosotros; bienaventurados quienes lo perciben.
Di: ¡Oh pueblo! Os hemos ordenado en Nuestras Tablas que, a la hora de la Revelación prometida, os esforcéis por purificar vuestras almas de todos los nombres, y limpiarlas de todo lo que ha sido creado en los cielos o en la tierra, para que ahí aparezcan los esplendores del Sol de la Verdad que brilla en el horizonte de la Voluntad de vuestro Señor, el Todopoderoso, el Más Grande. Además, os hemos ordenado que purifiquéis vuestros corazones de todo vestigio de amor u odio hacia las gentes del mundo, para que nada os desvíe de un rumbo u os empuje hacia otro. Ciertamente, este es de los consejos de mayor peso que os he dispensado en el perspicuo Libro, pues quien se apegue a ese amor u odio se verá privado de alcanzar una comprensión adecuada de Nuestra Causa. De ello da testimonio toda alma justa y sagaz.
Sin embargo, habéis violado la Alianza de Dios, habéis olvidado Su Testamento, y finalmente os habéis alejado de Aquel Cuya aparición ha reconfortado los ojos de todo verdadero creyente en la Unidad Divina. Descorred los velos y envolturas que oscurecen vuestra visión, y considerad los testimonios de los Profetas y Mensajeros para que, por ventura, reconozcáis la Causa de Dios en estos días en que el Prometido ha venido investido de una formidable soberanía. Temed a Dios y no os apartéis de Aquel que es la Aurora de Sus signos. En verdad, esto no hará sino beneficiaros a vosotros mismos; en cuanto a vuestro Señor, ciertamente Él puede permitirse prescindir de todas las criaturas. Desde la eternidad Él estaba solo; nadie había fuera de Él. Él es Aquel en Cuyo nombre se ha enarbolado el estandarte de la Unidad Divina sobre el Sinaí de los mundos visibles e invisibles, proclamando: «No hay otro Dios fuera de Mí, el Sin par, el Glorioso, el Incomparable».
Sin embargo, mirad cómo aquellos que no son sino una creación de Su Voluntad y Mandato se han apartado de Él y se han entregado a un señor y amo distinto de Dios; estos son, en verdad, de los descaminados. La mención del Todomisericordioso ha estado en todo tiempo en sus labios, mas, cuando Se les manifestó mediante el poder de la verdad, libraron guerra contra Él. ¡Verdaderamente, desventurada será la triste condición de quienes han violado la Alianza de su Señor cuando resplandeció el Astro del mundo en el horizonte de la Voluntad de Dios, el Más Santo, el Conocedor de todo, el Omnisapiente! Fue contra Dios que desenvainaron las espadas de la malevolencia y el odio, mas no se dan cuenta. Diríase que permanecen muertos y enterrados en las tumbas de sus deseos egoístas, por más que la brisa de Dios haya soplado sobre todas las regiones. En verdad, están envueltos en un velo denso y aflictivo. Y tantas veces como se les recitan los versículos de Dios, persisten en su altivo desdén; es como si estuvieran desprovistos de toda comprensión, o nunca hubieran escuchado la Melodía de Dios, el Más Exaltado, el Conocedor de todo.
Di: ¡Ay de vosotros! ¿Cómo os podéis confesar creyentes, cuando negáis los versículos de Dios, el Todopoderoso, el Omnisciente? Di: ¡Oh pueblo! Volved el rostro hacia vuestro Señor, el Más Misericordioso. Cuidad de no quedar velados por nada de lo que ha sido revelado en el Bayán; en verdad, no fue revelado con ningún otro fin salvo la mención de Mí, el Todopoderoso, el Altísimo, y no tenía otro objetivo excepto Mi Belleza. El mundo entero ha quedado repleto de Mi testimonio; ¡ojalá fuerais de los que juzgan con equidad!
Si, tal como afirmáis, el Punto Primordial hubiera sido alguien distinto de Mí y hubiera alcanzado Mi presencia, en verdad nunca habría consentido estar separado de Mí, sino que Nos habríamos regocijado mutuamente en Mis Días. En verdad, Él lloró amargamente en Su lejanía de Mí. Él Me precedió a fin de convocar a las gentes a Mi Reino, tal como consta en las Tablas, si tan solo lo percibierais. ¡Ojalá pudieran encontrarse personas con oídos atentos que pudieran oír la voz de Su lamento en el Bayán, deplorando lo que Me ha acontecido a manos de estas almas desatentas, lamentándose de Su separación de Mí y expresando Su anhelo de unirse a Mí, el Poderoso, el Sin par! Él, ciertamente, contempla en este momento a Su Bienamado en medio de los que fueron creados para alcanzar Su Día y postrarse ante Él, y que, no obstante, con su tiranía Le han causado una humillación que la pluma confiesa su incapacidad de describir.
Di: ¡Oh pueblo! Ciertamente, en Nuestra anterior Revelación os convocamos a esta Escena de gloria trascendente, esta Sede de inmaculada santidad, y os anunciamos el advenimiento de los Días de Dios. Mas cuando se desgarró el velo más grande y la Antigua Belleza vino a vosotros en las nubes del decreto de Dios, repudiasteis a Aquel en Quien habíais creído antaño. ¡Ay de vosotros, compañía de infieles! Temed a Dios, y no invalidéis la verdad con las cosas que poseéis. Cuando alboree sobre vosotros el astro de los versículos divinos desde el horizonte de la Pluma del Rey de todos los nombres y atributos, postraos ante Dios, el Señor de los Mundos. Pues inclinarse en adoración ante el umbral de Su puerta es realmente mejor para vosotros que la adoración de ambos mundos, y someterse a Su Revelación os es más provechoso que cuanto haya sido creado en los cielos o en la tierra.
Di: ¡Oh pueblo! Os amonesto enteramente por amor a Dios, y no os pido recompensa. Pues Mi recompensa estará junto a Dios, Quien Me ha traído a la existencia, Me ha elevado mediante el poder de la verdad y ha hecho de Mí la Fuente de Su recuerdo en medio de Sus criaturas. Apresuraos en contemplar esta divina y gloriosa Visión, el Lugar donde Dios ha establecido Su Sede. No sigáis lo que el Maligno susurra en vuestros corazones, pues él, ciertamente, os instiga a seguir vuestros apetitos y deseos codiciosos, y os impide transitar por el recto Camino que ha abierto esta Causa omnímoda que todo lo compele.
Di: El Maligno ha aparecido como jamás lo ha contemplado el ojo de la creación. Aquel que es la Belleza del Todomisericordioso también se ha puesto de manifiesto con un ornamento cuyo igual jamás se ha presenciado en el pasado. Se ha elevado el Llamamiento del Todomisericordioso y, tras él, el llamamiento de Satanás. Bienaventurados quienes escuchan la Voz de Dios y vuelven el rostro hacia Su trono para contemplar una Visión bendita y santísima. Pues quienquiera que abrigue en su corazón el amor de alguien fuera de Mí, aunque sea en la medida de un grano de mostaza, no podrá acceder a Mi Reino. De ello da testimonio aquello que adorna el preámbulo del Libro de la Existencia, si tan solo lo percibierais. Di: Éste es el Día en que se ha manifestado el mayor favor de Dios. La voz de todos cuantos están en los altos cielos y aquí en la tierra proclama Mi Nombre y canta Mis alabanzas; ojalá pudierais oírla.
¡Oh Templo de la Revelación divina! ¡Haz resonar la trompeta en Mi Nombre! ¡Oh Templo de los misterios divinos! ¡Haz sonar el toque de clarín de Tu Señor, el Incondicionado, el Libre! ¡Oh Doncella del Cielo! Sal de los aposentos del Paraíso y anuncia a las gentes del mundo: ¡Por la rectitud de Dios! ¡Ha venido ahora Aquel que es el Bienamado de los mundos, Aquel que siempre ha sido el Deseo de todo corazón perceptivo, el Objeto de la adoración de todos los que están en el cielo y en la tierra, y el Centro de atracción de las generaciones anteriores y recientes!
Prestad atención no sea que vaciléis en el reconocimiento de esta Belleza resplandeciente, ahora que ha aparecido en la plenitud de Su soberano poder y majestad. Ciertamente, Él es el Verdadero, y todo fuera de Él es como nada ante uno solo de Sus siervos, y palidece hasta la inexistencia cuando comparece ante la revelación de Sus esplendores. Por tanto, apresuraos en alcanzar las aguas vivientes de Su gracia y no seáis de los negligentes. En cuanto a aquel que vacile, aunque no sea más que un instante, Dios anulará sus obras y le devolverá a la sede de la ira; ¡desgraciada es la morada de los que se demoran!