Las Palabras Ocultas

Parte 1: del Árabe

Él es la Gloria de las Glorias

Esto es lo que ha descendido del dominio de la gloria, pronunciado por la lengua de la fuerza y el poder, y revelado a los Profetas de antaño. Hemos tomado su esencia más íntima y la hemos revestido con el manto de la brevedad, como muestra de gracia para los justos, a fin de que permanezcan fieles a la Alianza de Dios, lleven a cabo Su encomienda en sus vidas y, en el reino del espíritu, obtengan la joya de la virtud divina.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Mi primer consejo es este: posee un corazón puro, bondadoso y radiante, para que sea tuya una soberanía antigua, inmortal y sempiterna.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! De todo lo que hay ante Mi vista, lo más amado es la Justicia; no te alejes de ella si Me deseas, y no la descuides para que pueda confiar en ti. Con su ayuda, verás con tus propios ojos y no con los ojos de otros, y conocerás mediante tu propio conocimiento y no mediante el conocimiento de tu prójimo. Pondera con el corazón cómo te corresponde ser. En verdad, la justicia es Mi dádiva para ti y la señal de Mi amorosa bondad. Mantenla, pues, ante tu vista.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Velado en Mi ser inmemorial y en la antigua eternidad de Mi esencia, supe de Mi amor por ti; por eso te creé, he grabado en ti Mi imagen y te he revelado Mi belleza.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Amé tu creación, y por eso te creé. Ámame, entonces, para que mencione tu nombre y colme tu alma con el espíritu de vida.

¡OH HIJO DEL SER! Ámame para que Yo te ame. Si tú no Me amas, Mi amor no puede en modo alguno alcanzarte. Sábelo, oh siervo.

¡OH HIJO DEL SER! Mi amor es tu paraíso, y la reunión conmigo, tu morada celestial. Entra, no te demores. Esto es lo que ha sido destinado para ti en Nuestro reino de lo alto y en Nuestro exaltado dominio.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Si Me amas, renuncia a ti mismo, y si buscas Mi agrado, deja el tuyo a un lado, para que así, tú mueras en Mí y Yo viva en ti eternamente.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Para ti no habrá paz salvo que renuncies a ti mismo y te vuelvas hacia Mí, pues te incumbe gloriarte en Mi nombre, y no en el tuyo, y poner en Mí tu confianza, y no en ti mismo; ya que deseo ser amado solo y por encima de todo cuanto existe.

¡OH HIJO DEL SER! Mi amor es Mi fortaleza; todo aquel que entre en ella estará a salvo y seguro; y todo aquel que de ella se aleje se extraviará y perecerá, sin duda.

¡OH HIJO DE LA ELOCUENCIA! Tú eres Mi fortaleza. Entra en ella y permanecerás a salvo y seguro. Mi amor está dentro de ti. Sábelo, y Me encontrarás cerca de ti.

¡OH HIJO DEL SER! Tú eres Mi lámpara y Mi luz está en ti. Obtén de ella tu esplendor y no busques a nadie sino a Mí, pues te he creado rico y he derramado generosamente Mi favor sobre ti.

¡OH HIJO DEL SER! Con las manos del poder te he modelado y con los dedos de la fuerza te he creado, y dentro de ti he depositado la esencia de Mi luz. Conténtate con ello y no busques nada más, pues Mi obra es perfecta, y Mi mandato, ineludible. No lo cuestiones, ni lo pongas en duda.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Te he creado rico, ¿por qué te rebajas a la pobreza? Noble te hice, ¿por qué te degradas a ti mismo? De la esencia del conocimiento te he dado la existencia, ¿por qué buscas iluminación en alguien que no sea Yo? Con la arcilla del amor te di forma, ¿cómo es que te ocupas con otro? Vuelve la mirada hacia ti mismo y Me hallarás dentro de ti, fuerte, poderoso y autosuficiente.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Tú eres Mi dominio y Mi dominio no perece, ¿por qué, pues, temes perecer? Tú eres Mi luz y Mi luz jamás se extingue, ¿por qué temes la extinción? Tú eres Mi gloria y Mi gloria no se desvanece; tú eres Mi manto y Mi manto jamás se desgasta. Por tanto, vive en tu amor por Mí, y Me encontrarás en el dominio de la gloria.

¡OH HIJO DE LA ELOCUENCIA! Vuelve tu rostro hacia Mi rostro y renuncia a todo salvo a Mí, pues Mi soberanía perdura y Mi dominio no perece. Si buscas a otro que no sea Yo, tu búsqueda será en vano, aunque explores el universo por toda la eternidad.

¡OH HIJO DE LA LUZ! Olvídate de todo menos de Mí y conversa con Mi espíritu. Esto es de la esencia de Mi mandato; vuélvete a él, por tanto.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Conténtate conmigo y no busques a otro para ayudarte. Porque nadie, salvo Yo, podrá nunca bastarte.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! No Me pidas aquello que no deseamos para ti; confórmate, pues, con lo que hemos ordenado por tu bien, ya que esto es lo que te beneficia, si con ello te contentas.

¡OH HIJO DE LA ASOMBROSA VISIÓN! He insuflado en ti un hálito de Mi propio Espíritu, para que seas Mi amante. ¿Por qué Me has abandonado para buscar otro amado que no sea Yo?

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Lo que reclamo de ti es muy grande; no puede olvidarse. Mi gracia para contigo es abundante; no puede velarse. Mi amor ha hecho en ti su morada; no puede ocultarse. Mi luz te es manifiesta; no puede oscurecerse.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! En el árbol de refulgente gloria he dispuesto para ti los frutos más selectos. ¿Por qué razón te has alejado y te has contentado con algo que es menos bueno? Regresa, entonces, a aquello que es mejor para ti en el dominio de lo alto.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Noble te he creado, pero tú te has degradado. Elévate, entonces, hacia aquello para lo cual fuiste creado.

¡OH HIJO DEL SUPREMO! Yo te convoco a lo eterno, mas tú anhelas lo que perece. ¿Qué ha hecho que sigas tu propio deseo y te alejes del Nuestro?

¡OH HIJO DEL HOMBRE! No traspases tus límites ni reclames aquello que no es digno de ti. Inclínate ante el rostro de tu Dios, el Señor de la fuerza y del poder.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! No te envanezcas por encima del pobre, pues a él lo guío en su camino, y a ti te veo en tu perversa condición y te confundo para siempre.

¡OH HIJO DEL SER! ¿Cómo puedes olvidar tus propias faltas y ocuparte con las faltas de otros? Detestado por Mí es quien así procede.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! No murmures los pecados de otros mientras tú mismo seas un pecador. Detestado serías si incumplieras esta orden, y de ello doy testimonio.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Has de saber que, en verdad, aquel que ordena a otros ser justos y él mismo comete iniquidad no es de los Míos, aunque lleve Mi nombre.

¡OH HIJO DEL SER! No atribuyas a otra alma lo que no quisieras que se dijera de ti, ni refieras aquello que no haces. Este es Mi mandamiento para ti; obedécelo.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! No le niegues a Mi siervo nada que te pidiere, pues su rostro es Mi rostro; avergüénzate, pues, ante Mí.

¡OH HIJO DEL SER! Pídete cuentas todos los días, antes de que seas citado a rendirlas; porque, imprevista, te llegará la muerte y serás llamado a responder por tus acciones.

¡OH HIJO DEL SUPREMO! He hecho de la muerte una mensajera de alegría para ti. ¿Por qué te afliges? He creado la luz para que vierta sobre ti su esplendor. ¿Por qué te ocultas tras un velo?

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Con las felices nuevas de la luz te aclamo; ¡regocíjate! A la corte de la santidad te convoco; habita en ella, para que vivas en paz, eternamente.

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! El espíritu de santidad te trae las buenas nuevas del encuentro; ¿por qué te afliges? El espíritu del poder te confirma en Su causa; ¿por qué te ocultas tras un velo? La luz de Su semblante te guía en el camino; ¿cómo puedes extraviarte?

¡OH HIJO DEL HOMBRE! No te entristezcas a menos que estés lejos de Nos. No te regocijes a menos que estés regresando y acercándote a Nos.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Regocíjate con alegría en tu corazón, para que seas digno de encontrarte conmigo y reflejar Mi belleza.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! No te despojes de Mi precioso manto, ni renuncies a tu parte de Mi maravillosa fuente, no sea que sufras sed eternamente.

¡OH HIJO DEL SER! Sigue el sendero de Mis preceptos por amor a Mí y niégate aquello que deseas, si buscas Mi agrado.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! No descuides Mis mandatos si amas Mi belleza, y no olvides Mis consejos si buscas Mi complacencia.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Aunque recorrieras veloz la inmensidad del espacio y atravesaras la infinitud del cielo, no hallarías reposo más que en la obediencia a Nuestro mandato y en la humildad ante Nuestro Rostro.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Magnifica Mi causa, y te descubriré los misterios de Mi grandeza y te alumbraré con la luz de la eternidad.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Sé humilde ante Mí, para que te haga la merced de visitarte. Levántate para el triunfo de Mi causa, para que estando aún en la tierra obtengas la victoria.

¡OH HIJO DEL SER! Haz mención de Mí en Mi tierra, para que Yo te recuerde en Mi cielo; así hallarán solaz tus ojos y los Míos.

¡OH HIJO DEL TRONO! Tu oído es Mi oído; oye, entonces, con él. Tu vista es Mi vista; ve con ella; para que así, en lo más íntimo del alma, tú seas testigo de Mi exaltada santidad y Yo, en Mi propio Ser, dé testimonio de una elevada posición para ti.

¡OH HIJO DEL SER! Anhela la muerte de un mártir en Mi sendero, contento con Mi agrado y agradecido por lo que Yo ordeno, para que así reposes junto a Mí bajo el dosel de la majestad, tras el tabernáculo de la gloria.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Pondera y medita. ¿Deseas morir en tu lecho, o bien derramar en el polvo tu sangre, mártir en Mi sendero, y convertirte así en la encarnación de Mi mandato y el revelador de Mi luz en el altísimo paraíso? Juzga como es debido, oh siervo.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! ¡Por Mi belleza! Que con tu sangre se tiña tu cabello es a Mi vista más grande que la creación del universo y la luz de ambos mundos. Esfuérzate, pues, por lograrlo, oh siervo.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Para todo hay una señal. La señal del amor es la firmeza ante Mi decreto y la paciencia ante Mis pruebas.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! El amante verdadero ansía el sufrimiento, así como el rebelde ansía el perdón, y el pecador, la indulgencia.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Si en tu andar por Mi sendero no encuentras adversidades, ¿cómo puedes seguir el camino de quienes están contentos con Mi agrado? Si en tu anhelo por encontrarte conmigo no te afligen las desdichas, ¿cómo habrás de alcanzar la luz, en tu amor por Mi belleza?

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Mi calamidad es Mi providencia: fuego y venganza, por fuera; luz y misericordia, por dentro. Apresúrate a recibirla, para que llegues a ser una luz eterna y un espíritu imperecedero. Este es Mi decreto para ti; acátalo.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Si te llegara la prosperidad, no te regocijes; y si viniera sobre ti la humillación, no te aflijas. Pues ambas pasarán y dejarán de ser.

¡OH HIJO DEL SER! Si te sobreviene la pobreza, no te entristezcas, pues en su momento te visitará el Señor de la riqueza. No temas la humillación, pues algún día descansará sobre ti la gloria.

¡OH HIJO DEL SER! Si tu corazón anhela ese dominio eterno e imperecedero, esa vida antigua y sempiterna, renuncia a este poderío efímero y mortal.

¡OH HIJO DEL SER! No te entregues a las cosas de este mundo, pues con fuego probamos el oro, y con oro probamos a Nuestros siervos.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Tú ansías el oro y Yo deseo que te liberes de él. Tú te crees rico al poseerlo y Yo reconozco tu riqueza cuando te desapegas de él. ¡Por Mi vida! Esto es Mi sabiduría, y aquello, tu fantasía; ¿cómo puede Mi parecer concordar con el tuyo?

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Reparte Mi riqueza entre Mis pobres, para que en el cielo accedas a reservas de esplendor inagotable y a tesoros de gloria perdurable. Mas, por Mi vida, ofrendar tu alma es algo aún más glorioso, si con Mis ojos vieras.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! El templo del ser es Mi trono; purifícalo de todas las cosas para que allí Me establezca y resida en él.

¡OH HIJO DEL SER! Tu corazón es Mi morada; santifícalo para Mi descenso. Tu espíritu es la sede de Mi revelación; purifícalo para que en él Me manifieste.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Pon tu mano en Mi pecho para que, radiante y luminoso, Me eleve sobre ti.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Elévate hacia Mi cielo, para alcanzar la alegría del encuentro y libar el vino más selecto del cáliz de gloria perdurable.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Muchos días han pasado sobre ti, ocupado en tus quimeras y vanas imaginaciones. ¿Hasta cuándo seguirás en tu lecho, adormecido? Despierta del letargo, pues el Sol ha llegado a su cénit y, tal vez, resplandezca sobre ti con la luz de la belleza.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Desde el horizonte del Monte sagrado ha brillado la luz sobre ti, y el espíritu de la iluminación ha inspirado el Sinaí de tu corazón. Libérate, por tanto, de los velos de ociosas fantasías y entra en Mi corte, para que seas digno de la vida eterna, y merecedor de reunirte conmigo. Y así, tal vez, no te sobrevenga ni muerte, ni fatiga, ni quebranto.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Mi eternidad es Mi creación; para ti la he creado. Viste tu templo con ella. Mi unidad es obra de Mis manos; para ti la he labrado. Atavíate con ella para que seas por siempre la revelación de Mi ser imperecedero.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! Mi majestad es Mi regalo para ti, y Mi grandeza, la muestra de Mi favor para contigo. Aquello que es digno de Mí, nadie podrá comprenderlo, ni persona alguna exponerlo. Ciertamente, en Mis depósitos ocultos y en los tesoros de Mi mandato lo he guardado, en señal de Mi amorosa bondad hacia Mis siervos y Mi misericordia hacia Mi pueblo.

¡OH HIJOS DE LA ESENCIA DIVINA E INVISIBLE! Se os hará difícil amarme y las almas se sentirán inquietas al hacer mención de Mí. Porque las mentes no pueden comprenderme, ni los corazones, contenerme.

¡OH HIJO DE LA BELLEZA! ¡Por Mi espíritu y Mi favor! ¡Por Mi merced y Mi belleza! Todo lo que te he revelado con la lengua del poder y te he escrito con la pluma de la fuerza ha sido conforme a tu capacidad y entendimiento, no conforme a Mi rango, ni a la melodía de Mi voz.

¡OH HIJOS DE LOS HOMBRES! ¿Acaso no sabéis por qué os hemos creado a todos de la misma arcilla? Para que nadie se ensalce a sí mismo por encima de otro. Meditad siempre con el corazón sobre cómo fuisteis creados. Ya que os hemos creado a todos de una sola substancia, os corresponde ser como una sola alma, caminar con los mismos pies, comer con la misma boca y habitar en la misma tierra, para que de lo más íntimo de vuestro ser, mediante vuestros hechos y acciones, se pongan de manifiesto las señales de la unicidad y la esencia del desprendimiento. Este es Mi consejo para vosotros, oh concurso de luz. Prestadle atención, y alcanzaréis el fruto de la santidad que proviene del árbol de maravillosa gloria.

¡OH HIJOS DEL ESPÍRITU! Vosotros sois Mi tesoro, pues en vosotros he depositado las perlas de Mis misterios y las gemas de Mi saber. Protegedlas de los extraños de entre Mis siervos y los impíos de entre Mi pueblo.

¡OH HIJO DE QUIEN SE MANTUVO FIEL A SU PROPIO SER EN EL REINO DE SÍ MISMO! Sabe que sobre ti he rociado todas las fragancias de santidad y te he revelado plenamente Mi palabra; mediante ti he perfeccionado Mi generosidad y para ti he deseado lo que he deseado para Mi propio Ser. Conténtate, pues, con Mi agrado, y sé agradecido conmigo.

¡OH HIJO DEL HOMBRE! En la tabla de tu espíritu, escribe con tinta de luz todo aquello que te hemos revelado. Si no te fuera posible, haz tu tinta con la esencia de tu corazón. Si tampoco pudieras hacerlo, escribe entonces con esa tinta carmesí que ha sido derramada en Mi sendero. Para Mí, eso es mucho más dulce que cualquier otra cosa; así, su luz perdure para siempre.