Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
C
La voz del Heraldo Divino, que procede del Trono de Dios, declara: ¡Oh Mis amados! No permitáis que la orla de Mi sagrada vestidura sea mancillada y enlodada con las cosas de este mundo, y no sigáis las instigaciones de vuestros deseos malos y corruptos. La Aurora de la Revelación Divina, que brilla en la plenitud de su gloria en el cielo de esta Prisión, es Mi testigo. Aquellos cuyos corazones están vueltos hacia Quien es el Objeto de la adoración de toda la creación deben necesariamente, en este Día, trascender todas las cosas creadas, visibles e invisibles, y estar purificados de ellas. Si se disponen a enseñar Mi Causa, deben dejar que los mueva el hálito de Aquel que es el Libre, y deben difundirla por toda la tierra con gran determinación, con la mente completamente centrada en Él, con el corazón totalmente desprendido de todas las cosas e independiente de ellas, y con el alma purificada de este mundo y de sus vanidades. Les incumbe escoger la confianza en Dios como la mejor provisión para su viaje, y ataviarse con el amor de su Señor, el Excelso, el Todoglorioso. Si así lo hacen, sus palabras influirán en sus oyentes.
¡Cuán grande, cuán inmensamente grande es el abismo que Nos separa de aquellos que, en este Día, están ocupados con sus perversas pasiones y han puesto sus esperanzas en las cosas de la tierra y su efímera gloria! Muchas veces la corte del Todomisericordioso parecía tan desprovista exteriormente de la riqueza de este mundo que aquellos que vivían en íntima asociación con Él sufrían penosa indigencia. A pesar de sus padecimientos, la Pluma del Altísimo no ha deseado en ningún momento referirse, ni hacer la más ligera alusión, a las cosas que pertenecen a este mundo y sus tesoros. Y si alguna vez Le era presentado algún obsequio, éste era aceptado como una muestra de Su gracia hacia quien Se lo ofrecía. Si alguna vez quisiéramos apropiarnos, para Nuestro uso, de todos los tesoros de la tierra, a nadie se le ha dado el derecho de objetar Nuestra autoridad o desafiar Nuestro derecho. Sería imposible concebir una acción más despreciable que solicitar, en nombre del único Dios verdadero, la riqueza que los hombres poseen.
Te incumbe a ti y a los seguidores de Aquel que es la Verdad Eterna invitar a todos a lo que los purifique del apego a las cosas de la tierra y los limpie de su contaminación, para que se perciba el fragante aroma de la vestidura del Todoglorioso en todos aquellos que Le aman.
Sin embargo, los que poseen riqueza deben tener la mayor consideración para con los pobres, ya que grande es el honor destinado por Dios para los pobres que son firmes en la paciencia. ¡Por Mi vida! No hay otro honor, fuera del que Dios desee conceder, que pueda compararse con este honor. Grande es la bienaventuranza que espera a los pobres que soportan pacientemente y encubren sus padecimientos, y venturosos son los ricos que donan sus riquezas a los necesitados y los prefieran a ellos antes que a sí mismos.
Quiera Dios que los pobres se esfuercen y luchen por ganarse los medios de subsistencia. Éste es un deber que ha sido prescrito para todos en esta muy grande Revelación, y es considerado a los ojos de Dios como una buena acción. Quienquiera que cumpla con este deber, ciertamente, recibirá ayuda del Invisible. Él puede enriquecer, mediante Su gracia, a quien Él desee. Verdaderamente, Él tiene poder sobre todas las cosas...
¡Oh ‘Alí! Diles a los amados de Dios que la equidad es la más fundamental de las virtudes humanas. La evaluación de todas las cosas debe necesariamente depender de ella. Medita un momento sobre las penalidades y aflicciones que ha padecido este Prisionero. Todos los días de Mi vida he estado a merced de Mis enemigos, y cada día he padecido una nueva tribulación en el camino del amor de Dios. He aguantado pacientemente hasta que la fama de la Causa de Dios se hubo difundido sobre la tierra. Si ahora alguien se dispusiera, incitado por las vanas imaginaciones que su corazón haya ideado, a esforzarse por sembrar abierta o secretamente las semillas de la disensión entre la gente, ¿se puede decir que esa persona ha obrado con equidad? ¡No, por Aquel Cuyo poder se extiende sobre todas las cosas! ¡Por Mi vida! Mi corazón gime y mis ojos lloran penosamente por la Causa de Dios y por aquellos que no entienden lo que dicen e imaginan lo que no pueden comprender.
Conviene a todos en este Día asirse firmemente al Más Grande Nombre y establecer la unidad de toda la humanidad. No hay adonde huir, ni refugio que nadie pueda buscar sino Él. Si alguien fuera llevado a pronunciar palabras que hicieran al pueblo apartarse de las riberas del ilimitado océano de Dios y fijar sus corazones en cualquier cosa que no fuera Su Ser glorioso y manifiesto - que ha tomado una forma sujeta a las limitaciones humanas -, esa persona, por muy elevada que sea la posición que ocupe, será denunciado por toda la creación como alguien que se ha privado de las suaves fragancias del Todomisericordioso.
Di: ¡Sed equitativos en vuestro juicio, vosotros que tenéis corazón comprensivo! Aquel que es injusto en su juicio carece de las características que distinguen la posición del hombre. Aquel que es la Verdad Eterna conoce bien lo que se oculta en el pecho de las personas. Su longanimidad ha envalentonado a Sus criaturas, pues hasta que no llegue el tiempo señalado Él no rasgará ningún velo. Su incomparable misericordia ha reprimido la furia de Su cólera y ha hecho imaginar a la mayoría de la gente que el único Dios verdadero no sabe lo que secretamente han cometido. ¡Por Aquel que es el Omnisapiente, el Informado! El espejo de Su conocimiento refleja con absoluta claridad, precisión y fidelidad las acciones de todos. Di: ¡Loanzas a Ti, oh Encubridor de los pecados de los débiles y desamparados! ¡Magnificado sea Tu nombre, oh Tú que perdonas a los negligentes que Te ofenden!
Hemos prohibido a los hombres que se dejen llevar por las imaginaciones de su corazón, para que puedan reconocer a Aquel que es la soberana Fuente y Objeto de todo conocimiento y admitir todo lo que Él desee revelar. Mira cómo se han enredado en sus ociosas fantasías y vanas imaginaciones. ¡Por Mi vida! Ellos mismos son las víctimas de lo que sus propios corazones han inventado y, empero, no se dan cuenta. Vana e inútil es la palabra de sus labios y, sin embargo, no lo comprenden.
Imploramos a Dios que otorgue benévolamente Su gracia a todos los seres humanos y les permita lograr el conocimiento de Él y de sí mismos. ¡Por Mi vida! Quien Le haya conocido se remontará en la inmensidad de Su amor y se desligará del mundo y de todo lo que hay en él. Nada en el mundo le desviará de su camino, menos aun los que, impulsados por sus vanas imaginaciones, dicen lo que Dios ha prohibido.
Di: Éste es el Día en que todo oído necesariamente debe prestar atención a Su voz. Escuchad el Llamamiento de este Agraviado, magnificad el nombre del único Dios verdadero, adornaos con el ornamento de Su recuerdo e iluminad vuestros corazones con la luz de Su amor. Ésta es la llave que abre el corazón de los seres humanos, el bruñidor que limpia el alma de todos los seres. Aquel que descuida lo que ha manado del dedo de la Voluntad de Dios vive en error evidente. La amistad y rectitud de conducta, y no la disensión y la maldad, son las señales de la verdadera fe.
Proclama lo que te ha mandado observar Aquel que habla la verdad y es el Fiduciario de Dios. Que Mi gloria sea contigo, oh tú que invocas Mi nombre, que diriges la mirada hacia Mi corte y cuya lengua expresa la alabanza de tu Señor, el Benéfico.