Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
CIII
Por medio de Su lengua que dice la verdad, Dios, en todas Sus Tablas, ha dado testimonio de estas palabras: “Yo soy Aquel que vive en el Reino de la Gloria de Abhá”.
¡Por la rectitud de Dios! Él, desde las alturas de esta sublime, esta santa, esta grande y trascendente posición, ve todo y oye todo, y en esta hora proclama: Bienaventurado eres, oh Javád, por cuanto has logrado lo que nadie antes de ti ha logrado. ¡Juro por Aquel que es la Verdad Eterna! Por ti se han alegrado los ojos de los moradores del Exaltado Paraíso. Sin embargo, la gente está completamente desatenta. Si reveláramos tu posición, los corazones humanos quedarían penosamente perturbados, resbalarían sus pasos, las personificaciones de la vanagloria quedarían atónitas, y se desplomarían, y, por temor a oír, se taparían los oídos con los dedos de la negligencia.
No te apenes por causa de aquellos que se han ocupado con las cosas de este mundo y han olvidado el recuerdo de Dios, el Magno. ¡Por Aquel que es la Verdad Eterna! Se aproxima el día en que la indignada ira del Todopoderoso se habrá apoderado de ellos. Verdaderamente Él es el Omnipotente, el Sojuzgador, el Todopoderoso. Él limpiará el mundo de la contaminación de su corrupción, y lo legará a aquellos de Sus siervos que están cerca de Él.
Di: ¡Oh pueblo! Que vuestras bocas se llenen de polvo y las cenizas cieguen vuestros ojos por haber trocado al Divino José por el más mezquino de los precios. ¡Ay, miserables de vosotros, que os habéis desviado tanto! ¿Habéis imaginado en vuestros corazones que tenéis el poder para aventajarle a Él y a Su Causa? ¡Lejos estáis de ello! Así lo atestigua Él mismo, el Omnipotente, el Exaltadísimo, el Magno.
Pronto os golpearán las ráfagas de Su castigo, y os envolverá el polvo del infierno. Aquellos que, habiendo acumulado las vanidades y adornos de la tierra, se han alejado de Dios con desdén, han perdido tanto este mundo como el mundo venidero. Dentro de poco, Dios, con la Mano del Poder, les arrancará sus posesiones y los despojará del manto de Su generosidad. Esto pronto lo presenciarán ellos mismos. Tú también serás testigo.
Di: ¡Oh pueblo! No dejéis que esta vida y sus falacias os engañen, pues el mundo y todo lo que hay en él está asido firmemente en el puño de Su Voluntad. Él concede Su favor a quien Él quiere, y a quien Él quiere se lo quita. Él hace lo que desea. Si a Su vista el mundo tuviera algún valor, Él de cierto jamás habría permitido que Sus enemigos lo poseyeran, ni siquiera en la medida de un grano de mostaza. Sin embargo, Él ha hecho que os enredéis en sus asuntos en pago por lo que vuestras manos han obrado en Su Causa. Esto es, de hecho, un castigo que vosotros por vuestra propia voluntad os habéis infligido, si pudierais comprenderlo. ¿Os regocijáis con las cosas que, de acuerdo con el juicio de Dios, son despreciables e indignas, cosas con que Él pone a prueba los corazones de los que dudan?