Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

CVI

El Médico Omnisciente tiene puesto Su dedo en el pulso de la humanidad. Percibe la enfermedad y en Su infalible sabiduría prescribe el remedio. Cada época tiene su propio problema y cada alma su aspiración particular. El remedio que el mundo necesita para sus aflicciones actuales no puede ser nunca el mismo que el que pueda requerir una época posterior. Preocupaos fervientemente de las necesidades de la edad en que vivís y centrad vuestras deliberaciones en sus exigencias y requerimientos.

Percibimos perfectamente cómo toda la raza humana está rodeada de grandes, de incalculables aflicciones. La vemos languidecer en su lecho de enferma, severamente atribulada y desilusionada. Los que están embriagados de presunción se han interpuesto entre ella y el divino e infalible Médico. Presenciad cómo los han enredado a todos, incluso a sí mismos, en la red de sus artificios. No pueden ni descubrir la causa de la enfermedad ni tampoco poseen ningún conocimiento del remedio. Han concebido que lo recto es torcido y han imaginado que su amigo es un enemigo.

Prestad oídos a la dulce melodía de este Prisionero. Disponeos a alzar la voz, para que quizás sean despertados aquellos que están profundamente dormidos. Di: ¡Oh vosotros que estáis como muertos! La Mano de la generosidad divina os brinda el Agua de la Vida. Apresuraos y bebed a plenitud. Quien haya nacido de nuevo en este Día nunca morirá; quien permanezca muerto nunca vivirá.