Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

CXII

Ved los disturbios que por muchos años han afligido a la tierra y la perturbación que ha azotado a sus pueblos. Ora ha sido asolada por guerras, ora atormentada por calamidades repentinas e imprevistas. A pesar de que el mundo está rodeado de miseria y sufrimiento, nadie se ha detenido a reflexionar sobre cuál ha de ser la causa o fuente de ello. Cada vez que el Verdadero Consejero pronunciaba una palabra de amonestación, he aquí que todos Le denunciaban como autor de maldad y rechazaban Su afirmación. ¡Cuán incomprensible y desconcertante es tal conducta! No hay dos personas de quienes pueda decirse que están unidas tanto interior como exteriormente. Las señales de discordia y malevolencia son evidentes en todas partes, a pesar de que todos fueron creados para la armonía y la unión. El Gran Ser dice: ¡Oh bienamados! Ha sido erigido el tabernáculo de la unidad; no os miréis como extraños los unos a los otros. Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una sola rama. Abrigamos la esperanza de que la luz de la justicia brille sobre el mundo y lo purifique de la tiranía. Si los gobernantes y reyes de la tierra, los símbolos del poder de Dios -- exaltada sea Su gloria -- se disponen con firme propósito a dedicarse a cuanto promueva los más altos intereses de toda la humanidad, ciertamente, será establecido el reinado de la justicia entre los hijos de los hombres y el fulgor de su luz envolverá toda la tierra. El Gran Ser dice: La estructura de la estabilidad y el orden mundial ha sido erigida sobre los dos pilares de la recompensa y el castigo y continuará siendo sostenida por ellos. En otro pasaje Él ha escrito: ¡Prestad atención, oh concurso de gobernantes del mundo! No hay fuerza en la tierra que pueda igualarse en su poder conquistador a la fuerza de la justicia y sabiduría... Bienaventurado es el rey que marcha con el emblema de la sabiduría desplegado al frente y con los batallones de la justicia formados tras él. Él es, en verdad, el ornamento que adorna la frente de la paz y el semblante de la seguridad. No hay ninguna duda de que si el sol de la justicia, que las nubes de la tiranía han oscurecido, derramara su luz sobre la humanidad, la faz de la tierra se transformaría completamente.