Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
CXX
¡Oh vosotros, los representantes elegidos del pueblo en todos los países! Reuníos a consultar y ocupaos sólo con lo que beneficie a la humanidad y mejore su condición, ojalá fuerais de los que inquieren con cuidado. Considerad al mundo como el cuerpo humano que, aunque al ser creado era sano y perfecto, ha sufrido, por diversas causas, graves trastornos y enfermedades. Ni un día logró alivio; más bien su dolencia se hizo más severa, puesto que cayó en manos de médicos ignorantes que, dando rienda suelta a sus deseos personales, han errado gravemente. Y si alguna vez, por el cuidado de un médico competente, sanaba un miembro de aquel cuerpo, el resto quedaba enfermo como antes. Así os informa el Omnisciente, el Sapientísimo.
Lo vemos, en este día, a merced de gobernantes tan embriagados de orgullo que no pueden distinguir claramente lo que más les conviene, ni menos aún reconocer una Revelación tan asombrosa y desafiante como ésta. Y cuando alguno entre ellos se ha empeñado en mejorar su condición, su motivo ha sido su propio provecho, lo haya declarado o no; y la indignidad de este motivo ha limitado su poder para curar o sanar.
Lo que el Señor ha dispuesto como el supremo remedio y el más poderoso instrumento para la curación del mundo entero es la unión de todos sus pueblos en una Causa universal, una misma Fe en común. Esto no puede lograrse sino por el poder de un Médico inspirado, competente y todopoderoso. Esto, ciertamente, es la verdad y todo lo demás no es sino error.