Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

CXXI

Di: ¡Oh vosotros que Me envidiáis y queráis causarme daño! ¡Que la furia de vuestra ira contra Mí os confunda! He aquí que el Sol de Gloria ha salido del horizonte de Mi Revelación y ha envuelto con su resplandor a toda la humanidad. Y ved cómo, no obstante, os habéis apartado de su esplendor y estáis sumergidos en la mayor negligencia. Tened misericordia de vosotros mismos y no repudiéis el anuncio de Aquel Cuya verdad ya habéis reconocido y no seáis de los transgresores.

¡Por la rectitud del único Dios verdadero! Si rechazáis esta Revelación, todas las naciones de la tierra se mofarán de vosotros y os menospreciarán, pues vosotros habéis sido los que, al objeto de vindicar la verdad de vuestra Causa, habéis expuesto ante sus ojos los testimonios de Dios, el Soberano Protector, el Todopoderoso, el Todoglorioso, el Sapientísimo. Y, a pesar de esto, tan pronto como fue enviada a vosotros Su siguiente Revelación, investida con la gloria de una soberanía irresistible, la desechasteis, ¡oh vosotros que sois contados entre los negligentes!

¡Cómo! ¿Creéis de corazón que poseéis el poder de extinguir el resplandor del Sol o eclipsar su esplendor? ¡No, por Mi vida! No podéis ni podréis nunca lograr vuestro propósito, aunque tengáis la ayuda de todo lo que está en los cielos y de todo lo que está en la tierra. Vivid en el temor a Dios, y no hagáis vanas vuestras obras. Prestad oído a Sus palabras y no seáis de los que están apartados de Él como por un velo. Di: ¡Dios es Mi testigo! Nada he deseado para Mí mismo. Lo que he deseado es la victoria de Dios y el triunfo de Su Causa. Él mismo es testigo suficiente entre vosotros y Yo. Si limpiarais vuestros ojos, percibiríais fácilmente cómo Mis acciones atestiguan la verdad de Mis palabras, cómo Mis palabras son una guía para Mis acciones.

¡Cegados están vuestros ojos! ¿No habéis percibido la grandeza del poder de Dios y de Su soberanía? ¿No habéis visto Su majestad y gloria? ¡Ay de vosotros, oh congregación de los malévolos y envidiosos! Escuchad Mis palabras y no vaciléis ni por un momento. Así os lo pide Aquel que es la Belleza del Todomisericordioso, para que quizás os desprendáis de lo que poseéis y ascendáis a las alturas desde donde podréis descubrir cómo la creación entera está cobijada a la sombra de Su Revelación.

Di: En este Día no hay refugio para vosotros, ni asilo adonde podáis huir, ni nadie para defenderos o protegeros de la furia de la ira de Dios y de Su vehemente poder, a menos que busquéis el amparo de Su Revelación. Ésta es, en verdad, Su Revelación, que ha sido manifestada a vosotros en la persona de este Joven. Glorificado, entonces, sea Dios por tan resplandeciente, preciosa y maravillosa visión.

Apartaos de todo menos de Mí, y volved vuestros rostros hacia Mi rostro, pues esto es mejor para vosotros que todas las cosas que poseéis. La Lengua de Dios atestigua la verdad de Mis palabras mediante Mi propia Palabra que habla la verdad, y abarca y comprende todas las cosas.

Di: ¿Pensáis que vuestra lealtad a Su Causa puede alguna vez servirle de ganancia, o que vuestro rechazo de su verdad puede causarle algún daño? ¡No, por Mí mismo, Quien todo lo somete, el Inaccesible, el Altísimo! Rasgad los velos de los nombres y hendid su reino. ¡Por Mi Belleza! Ha llegado Aquel que es el Monarca de todos los nombres, Aquel por Cuyo mandato ha sido creado cada uno de los nombres, desde el principio que no tiene principio, Aquel que continuará creándolos como Él quiera. Él verdaderamente es el Todopoderoso, el Sapientísimo.

Cuidaos, no sea que os despojéis del atavío de la guía divina. Bebed a plenitud de la Copa que los Jóvenes del Cielo han alzado por encima de vuestras cabezas. Así os lo ordena Aquel que os tiene más misericordia de la que os tenéis vosotros mismos, Quien no os pide ninguna recompensa ni agradecimiento. Su recompensa viene de Aquel que, por el poder de la verdad, Le ha hecho descender a vosotros, Le ha elegido y proclamado como Su propio testimonio para toda la creación. Él es Quien Le ha dado el poder de manifestar todos Sus signos. Volved a mirar para que percibáis aquello a que os ha llamado la Lengua del Anciano de Días, para que quizá seáis de los que han comprendido la verdad. ¿Habéis oído alguna vez relatar a vuestros antepasados, o las generaciones que les precedieron, hasta el primer Adán, que alguien que viniera en las nubes de la revelación, investido de manifiesta y trascendente soberanía, con el Reino de Dios en su diestra y en su siniestra todo el poder y gloria de Su dominio eterno, alguien precedido por las huestes de Dios, el Todopoderoso, el Imponente, el Omnipotente, y pronunciando continuamente versículos cuyo significado ni aun las mentes de los más eruditos y sabios fueran capaces de desentrañar, sea, a pesar de esto, portador de un mensaje que no es de Dios? Sed perspicaces, entonces, y decid la verdad, la verdad misma, si pretendéis ser sinceros y magnánimos.

Di: Los versículos que hemos revelado son tan numerosos como los que en la Revelación anterior descendieron sobre el Báb. Que aquel que dude de las palabras que ha pronunciado el Espíritu de Dios busque la corte de Nuestra presencia y escuche la melodía de Nuestros versículos divinamente revelados, y sea testigo ocular de la prueba evidente de Nuestro anuncio.

Di: ¡Por la rectitud del Todopoderoso! Se ha colmado la medida de los favores de Dios, ha sido perfeccionada Su Palabra, ha sido revelada la luz de Su semblante, Su soberanía ha envuelto a toda la creación, se ha puesto de manifiesto la gloria de Su Revelación, y Sus dádivas han llovido sobre toda la humanidad.