Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
CXXII
El hombre es el Talismán supremo. Sin embargo, la falta de una educación adecuada le ha privado de aquello que inherentemente posee. Por una sola palabra procedente de la boca de Dios fue creado; por una palabra más fue guiado a reconocer la Fuente de su educación; y por otra palabra más, fue asegurada su posición y destino. El Gran Ser dice: Considerad al ser humano como una mina, rica en gemas de valor inestimable. Solamente la educación puede hacerle revelar sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de éstos. Si alguien meditare sobre lo que han revelado las Escrituras enviadas desde el cielo de la santa Voluntad de Dios, reconocerá fácilmente que el propósito de ellas es que todos sean considerados como una sola alma, para que sea estampado en cada corazón el sello con las palabras “El Reino será de Dios”, y la luz de la generosidad, gracia y misericordia divinas envuelvan a toda la humanidad. El único Dios verdadero, exaltada sea Su gloria, no ha deseado nada para Sí. La lealtad del género humano no Le aprovecha, ni Le causa daño su perversidad. El Ave del Reino de la Expresión pronuncia continuamente esta llamada: “Todas las cosas las he deseado para ti, y a ti, también, para ti mismo”. Si los eruditos y gentes de sabiduría mundana de esta época permitieran a la humanidad aspirar la fragancia de la fraternidad y del amor, todo corazón comprensivo entendería el significado de la verdadera libertad y descubriría el secreto de la paz imperturbable y de la absoluta serenidad. Si la tierra alcanzara esta posición y fuera iluminada con su luz, entonces, en verdad, se podría decir de ella: “No se verán en ella depresiones ni elevaciones”.