Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
CXXXI
La Pluma del Antiguo Rey nunca ha cesado de recordar a los amados de Dios. En un tiempo ríos de misericordia han fluido de Su Pluma; en otro, mediante su movimiento, ha sido revelado el claro Libro de Dios. Él es Aquel con Quien nadie es comparable, con Cuya expresión ningún mortal puede nunca competir. Él es Quien desde la eternidad ha estado establecido en la sede del ascendiente y poder, de Cuyos labios han procedido consejos que pueden satisfacer las necesidades de toda la humanidad y advertencias que pueden beneficiarla.
Pongo como testigo al único Dios verdadero y a Sus criaturas de que ni por un momento Me he permitido estar oculto a los ojos de los mortales ni he consentido escudarme contra su agravio. Ante la faz de todos, Me he levantado y les he ordenado cumplir Mi voluntad. Mi objetivo no es sino el mejoramiento del mundo y la tranquilidad de sus pueblos. El bienestar de la humanidad, su paz y seguridad son inalcanzables, a menos que su unidad sea firmemente establecida. Esta unidad no podrá jamás lograrse mientras se permita que sean desatendidos los consejos que ha revelado la Pluma del Altísimo.
Mediante el poder de las palabras que Él ha pronunciado, toda la raza humana puede ser iluminada con la luz de la unidad, y el recuerdo de Su Nombre es capaz de inflamar los corazones de todos y consumir los velos que se interponen entre ellos y Su gloria. Una acción recta está dotada de tal potencia que puede enaltecer a tal punto el polvo como para hacerlo ir más allá del cielo de los cielos. Puede rasgar toda atadura y tiene el poder de restaurar la fuerza que se ha gastado y desvanecido...
Sed puros, oh pueblo de Dios, sed puros; sed rectos, sed rectos... Di: ¡Oh pueblo de Dios! Lo que puede asegurar la victoria de Aquel que es la Verdad Eterna, Sus huestes y ayudantes en la tierra, ha sido anotado en los Libros y Escrituras sagradas, y está tan claro y manifiesto como el sol. Estas huestes son los actos rectos, la conducta y carácter que son aceptables a Su vista. Siempre que alguien se levante a ayudar a Nuestra Causa en este Día, y llame en su ayuda a las huestes de un carácter loable y una conducta recta, la influencia que fluye de tal acción, ciertamente, será difundida por todo el mundo.