Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
CXLII
¡Juro por la belleza del Bienamado! Ésta es la Misericordia que ha envuelto a toda la creación, el Día en que la gracia de Dios ha penetrado e impregnado todas las cosas. Las aguas vivificadoras de Mi misericordia, oh ‘Alí, manan copiosamente, y Mi corazón se funde con el calor de Mi ternura y amor. En ningún momento he podido conciliarme con las aflicciones acaecidas a Mis amados ni con ninguna pena que pudiera ensombrecer la alegría de sus corazones.
Cada vez que Mi nombre “el Todomisericordioso” escuchaba que uno de Mis amados había proferido una palabra que era contraria a Mi deseo, se retiraba herido de dolor y desconsolado a su morada; y cuando Mi nombre “el Encubridor” descubría que alguno de Mis seguidores había infligido una afrenta o humillación a su prójimo, volvía apesadumbrado y lleno de tristeza a sus retiros de gloria, y allí lloraba y se lamentaba penosamente. Y cuando Mi nombre “Quien siempre perdona” percibía que alguno de Mis amigos había cometido una transgresión, gritaba en su gran tormento, y vencido por la angustia, caía sobre el polvo y era llevado por una compañía de los ángeles invisibles a su habitación de los dominios de lo alto.
¡Por Mí mismo, el Verdadero, oh ‘Alí! El fuego que ha inflamado el corazón de Bahá es más abrasador que el fuego que arde en tu corazón, y Su lamentación, más aguda que tu lamentación. Cada vez que el pecado cometido por alguno de ellos era pronunciado en la Corte de Su Presencia, la Antigua Belleza Se llenaba tanto de vergüenza como para desear que pudiese ocultar la gloria de Su semblante a los ojos de todos, porque Él en todo momento ha fijado Su mirada en su fidelidad y ha cumplido los requisitos esenciales de ésta.
Las palabras que escribiste, tan pronto fueron leídas en Mi Presencia, han hecho que el océano de Mi fidelidad se mueva dentro de Mí, que la brisa de Mi perdón acaricie tu alma, y te dé amparo el árbol de Mi bondad, y las nubes de Mi generosidad viertan sus dádivas sobre ti. Juro por el Sol que brilla sobre el horizonte de la eternidad. Lloro por ti en tu tristeza, y Me lamento contigo en tu tribulación... Soy testigo de los servicios que Me has prestado, y atestiguo las diversas aflicciones que has soportado por Mí. Todos los átomos de la tierra declaran Mi amor por ti.
La llamada que elevaste, oh ‘Alí, es altamente aceptable a Mi vista. Proclama Mi Causa con tu pluma y tu lengua. Llama e invita al pueblo hacia Aquel que es el Soberano Señor de todos los mundos con tal celo y fervor que todos sean encendidos por ti.
Di: ¡Oh mi Señor, mi Bienamado, el Motor de mis acciones, la Estrella de Guía de mi alma, la Voz que llama en lo más profundo de mi ser, el Objeto de la adoración de mi corazón! Loanza sea a Ti por haberme permitido volver el rostro hacia Ti, por haber inflamado mi alma mediante Tu recuerdo, por haberme ayudado a proclamar Tu Nombre y cantar Tus alabanzas.
¡Mi Dios, mi Dios! Si no se encontrara a nadie que se desviase de Tu camino, ¿cómo podría entonces ser desplegada la enseña de Tu misericordia o enarbolado el estandarte de Tu generoso favor? Y si no se cometiera iniquidad, ¿qué podría proclamarte como el Encubridor de los pecados, Quien siempre perdona, el Omnisciente, el Sapientísimo? Que mi alma sea un sacrificio por los delitos de aquellos que delinquen contra Ti, porque sobre éstos sopla la suave fragancia de las tiernas mercedes de Tu Nombre, el Compasivo, el Todomisericordioso. Que mi vida sea ofrendada por las transgresiones de aquellos que Te desobedecen, porque mediante ellas se dan a conocer y se difunden el hálito de Tu gracia y la fragancia de Tu bondad. Que lo íntimo de mi ser sea ofrendado por los pecados de aquellos que han pecado contra Ti, porque es a consecuencia de esos pecados que el Sol de Tus múltiples favores se revela sobre el horizonte de Tu generosidad y las nubes de Tu infalible providencia vierten sus dádivas sobre las realidades de todas las cosas creadas.
Yo soy aquel, oh mi Señor, que Te ha confesado sus múltiples malas obras, que ha reconocido lo que nadie ha reconocido. Me he apresurado a alcanzar el océano de Tu perdón, y he buscado refugio a la sombra de Tu muy bondadoso favor. Concede, Te lo imploro, oh Tú que eres el Rey Eterno y el Soberano Protector de todos, que se me permita manifestar lo que haga que los corazones y almas se remonten a la inmensidad ilimitada de Tu amor y comulguen con Tu Espíritu. Fortaléceme con la fuerza de Tu soberanía, para que yo logre hacer que todas las cosas creadas se orienten hacia la Aurora de Tu Manifestación y la Fuente de Tu Revelación. Ayúdame, oh mi Señor, a someterme completamente a Tu Voluntad, y a levantarme para servirte, porque yo no estimo esta vida terrenal para ningún propósito que no sea el de rodear el Tabernáculo de Tu revelación y la Sede de Tu Gloria. Tú me ves, oh mi Dios, desprendido de todo salvo de Ti y humilde y sumiso a Tu Voluntad. Procede conmigo como sea propio de Ti y como corresponda a Tu alteza y gran gloria.
¡Oh ‘Alí! La munificencia de Aquel que es el Señor de todos los mundos ha sido y sigue siendo conferida a ti. Ármate con Su fortaleza y fuerza, y disponte a ayudar a Su Causa y a magnificar Su santo nombre. No dejes que tu ignorancia del conocimiento humano y tu incapacidad de leer y escribir entristezcan tu corazón. Las puertas de Su múltiple gracia están dentro del poderoso puño de la fuerza del único Dios verdadero. Él las ha abierto y continuará abriéndolas a la faz de todos aquellos que Le sirven. Ojalá que esta brisa de dulzura divina continúe soplando del prado de tu corazón sobre todo el mundo, de manera que sus efectos sean manifiestos en cada país. Él es Quien tiene poder sobre todas las cosas. Él, ciertamente, es el Más Fuerte, el Todoglorioso, el Omnipotente.