Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

CXLIII

Bienaventurado eres, oh Mi siervo, por cuanto has reconocido la Verdad y te has apartado de aquel que repudió al Todomisericordioso, y fue condenado como malvado en la Tabla Madre. Mantente firme en el amor de Dios, permanece recto en Su Fe, y ayúdale con el poder de tu palabra. Así te lo ordena el Todomisericordioso, Quien sufre el encarcelamiento a manos de Sus opresores.

Si te llega la tribulación por Mí, trae a la memoria Mis males y aflicciones, y recuerda Mi destierro y encarcelamiento. Así te transmitimos lo que sobre Nos ha descendido proveniente de Aquel que es el Todoglorioso, el Omnisapiente.

¡Por Mí mismo! Se aproxima el día en que habremos enrollado el mundo y todo lo que hay en él, y habremos extendido un nuevo orden en su lugar. Él, ciertamente, es potente sobre todas las cosas.

Santifica tu corazón para recordarme, y purifica tu oído para escuchar Mis palabras. Orienta, entonces, tu rostro hacia el Punto donde ha sido establecido el trono de tu Señor, el Dios de Misericordia, y di: Alabado seas, oh mi Señor, por haberme permitido reconocer la Manifestación de Tu propio Ser, y ayudado a fijar mi corazón en la corte de Tu presencia, el objeto de la adoración de mi alma. Te suplico, por Tu nombre que ha hecho rasgarse los cielos y hendirse la tierra, que ordenes para mí lo que Tú ordenaste para aquellos que se han alejado de todo menos de Ti y han fijado sus corazones firmemente en Ti. Concede que esté sentado, en Tu presencia, en el asiento de la verdad, dentro del Tabernáculo de la Gloria. Potente eres para hacer Tu voluntad. No hay otro Dios sino Tú, el Todoglorioso, el Omnisapiente.