Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
CXLV
Si os encontráis con los humillados u oprimidos, no les deis la espalda desdeñosamente, porque el Rey de la Gloria siempre los guarda y los rodea con una ternura tal que nadie puede imaginar salvo aquellos que han hecho que sus esperanzas y deseos se sumerjan en la Voluntad de vuestro Señor, el Conferidor de Gracia, el Omnisapiente. ¡Oh ricos de la tierra! No huyáis de la faz del pobre que yace en el polvo; más bien amparadlo y pedidle que os cuente el relato de los dolores con que el Decreto inescrutable de Dios ha hecho que sea afligido. ¡Por la rectitud de Dios! Mientras os asociáis con él, el Concurso de lo alto os estará observando, estará intercediendo por vosotros, estará ensalzando vuestros nombres y glorificando vuestra acción. Bienaventurados los doctos que no se enorgullecen de sus logros y el bien sea con los rectos que no menosprecian a los pecaminosos, sino, más bien, ocultan sus malas acciones, para que sus propias faltas permanezcan veladas a los ojos de los demás.