Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
CLIV
Advierte, oh Salmán, a los amados del único Dios verdadero, que no juzguen con ojos demasiado críticos los dichos y escritos de los hombres. Que más bien consideren esos dichos y escritos con actitud de receptividad y de compresión. Sin embargo, aquellos que, en este Día, han sido llevados a atacar, en sus escritos incendiarios, las normas de la Causa de Dios, deben ser tratados de forma diferente. Incumbe a todos, cada cual de acuerdo con su capacidad, refutar los argumentos de los que han atacado la Fe de Dios. Así ha sido decretado por Quien es el Omnipotente, el Todopoderoso. Que aquel que desee promover la Causa del único Dios verdadero, la promueva mediante su pluma y lengua, sin recurrir a la espada ni la violencia. En una ocasión previa revelamos este mandato, y ahora lo confirmamos, si sois de aquellos que comprenden. Por la rectitud de Aquel que, en este Día, exclama dentro del corazón íntimo de todas las cosas creadas: “¡Dios, no hay otro Dios aparte de Mí!” Si alguien se dispusiera a defender, en sus escritos, la Causa de Dios contra sus atacantes, esa persona, por muy insignificante que fuese su aporte, sería tan honrada en el mundo venidero que el Concurso de lo alto envidiaría su gloria. Ninguna pluma puede retratar la sublimidad de su posición, ni puede lengua alguna describir su esplendor, porque a quien se mantenga firme y constante en esta santa, esta gloriosa y exaltada Revelación, le será dado tal poder que le permitirá arrostrar y resistir todo lo que hay en el cielo y en la tierra. De esto Dios mismo es testigo.
¡Oh amados de Dios! No reposéis en vuestros lechos; más bien, en cuanto reconozcáis a vuestro Señor, el Creador, y oigáis lo que Le ha sucedido, aprestaos a ayudarle. Desatad vuestras lenguas y proclamad sin cesar Su Causa. Esto será para vosotros mejor que todos los tesoros del pasado y del futuro, si fuerais de los que comprenden esta verdad.