Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

CLXIII

Toda alabanza sea para Dios, Quien ha adornado el mundo con un ornamento y lo ha ataviado con una vestidura de la que no puede ser despojado por ninguna fuerza terrenal, por muy poderosos que sean sus batallones, por muy vasta que sea su riqueza, por muy profunda que sea su influencia. Di: La esencia de toda fuerza es de Dios, el Fin último y más alto de toda la creación. La fuente de toda majestad es de Dios, el Objeto de adoración de todo cuanto hay en los cielos y todo cuanto hay en la tierra. Las fuerzas que tienen su origen en este mundo de polvo son, por su misma naturaleza, indignas de consideración.

Di: Los manantiales que sostienen la vida de estas aves no son de este mundo. Su fuente está muy por encima del alcance y percepción de la comprensión humana. ¿Quién hay que pueda apagar la luz que la nívea Mano de Dios ha encendido? ¿Dónde se encuentra aquel que tenga la fuerza para extinguir el fuego que ha sido encendido por el poder de tu Señor, el Omnipotente, el Imponente, el Todopoderoso? Lo que ha sofocado las llamas de la disensión es la Mano del poder divino. Potente es Él para hacer lo que desea. Él dice: Sé y es. Di: Los fieros ventarrones y torbellinos del mundo y sus pueblos no podrán nunca sacudir el fundamento sobre el cual está basada la firme estabilidad de Mis escogidos. ¡Magnánimo Dios! ¿Qué pudo haber impulsado a esta gente a esclavizar y aprisionar a los amados de Aquel que es la Verdad Eterna?... Sin embargo, se aproxima el día en que los fieles verán al Sol de la justicia que brillará en su pleno esplendor desde la Aurora de gloria. Así te lo informa el Señor de todo ser en ésta, Su dolorosa Prisión.