Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
XVII
¡Por Aquel que es el Gran Anuncio! Ha venido el Todomisericordioso investido con indudable soberanía. Se ha designado la Balanza, y han sido congregados todos los que moran en la tierra. Ha sonado la trompeta y he aquí que hay terror en todas las miradas y se han estremecido los corazones de todos los que están en los cielos y en la tierra, salvo los que han sido vivificados por el hálito de los versículos de Dios y se han desprendido de todas las cosas.
Éste es el Día en que la tierra dará a conocer sus nuevas. Los obradores de iniquidad son su carga, ojalá pudierais comprenderlo. Se ha hendido la luna de la vana fantasía, y el cielo ha emitido una humareda palpable. Vemos a la gente abatida, sobrecogida por el temor a tu Señor, el Todopoderoso, el Más Fuerte. El Pregonero ha llamado, y las gentes han sido desarraigadas; tan grande ha sido la furia de Su ira. La gente de la siniestra suspira y se lamenta. La gente de la diestra mora en nobles habitaciones; beben de las manos del Todomisericordioso el Vino que es en verdad la vida, y son, ciertamente, los dichosos.
La tierra ha sido sacudida; las montañas han dejado de existir y han aparecido ante Nos los ángeles, fila tras fila. La mayoría de la gente está perpleja en su embriaguez y muestra en sus rostros los efectos de la ira. Así hemos juntado a los obradores de iniquidad. Los vemos abalanzarse sobre su ídolo. Di: En este Día nadie será eximido del decreto de Dios. Éste es verdaderamente un Día doloroso. Les señalamos quiénes los desviaron. Los ven; sin embargo, no los reconocen. Sus ojos están ebrios; son ciertamente un pueblo ciego. Sus pruebas son las calumnias que pronunciaron; sus calumnias las condena Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. El Maligno ha sembrado la discordia en sus corazones, y sufren un tormento que nadie puede prevenir. Corren hacia los malvados, y se cuentan entre los obradores de iniquidad. Así son sus acciones.
Di: Los cielos han sido replegados y la tierra es sostenida por Su puño, y los corruptores han sido sujetados de las guedejas, y todavía no entienden. Beben del agua contaminada y no lo saben. Di: Se ha elevado el grito, y las gentes han salido de sus tumbas y, al levantarse, miran a su alrededor. Algunos se han apresurado en llegar a la corte del Dios de la Misericordia, otros se han precipitado en el fuego del Infierno, mientras que algunos están perdidos en su perplejidad. Han sido revelados los versículos de Dios, y, sin embargo, se han alejado de éstos. Se ha puesto de manifiesto Su prueba, y aún no son conscientes de ella. Cuando contemplan la faz del Todomisericordioso, sus propios rostros se entristecen, mientras ellos se divierten. Avanzan deprisa hacia el Fuego infernal confundiéndolo con la luz. ¡Lejos de Dios está lo que ingenuamente se imaginan! Di: Ya sea que os regocijéis o que reventéis de furia, los cielos se han hendido, y Dios ha descendido, investido con resplandeciente soberanía. Se oye cómo todas las cosas creadas exclaman: “El Reino es de Dios, el Todopoderoso, el Omnisciente, el Sapientísimo”.
Has de saber, además, que hemos sido encerrados en una penosa Prisión, y que estamos rodeados por las huestes de la tiranía, a consecuencia de lo que han hecho las manos de los infieles. Sin embargo, es tal la felicidad que ha gustado el Joven, que ningún gozo terrenal puede comparársele. ¡Por Dios! El daño que Él padece a manos del opresor nunca podrá apenar Su corazón, ni tampoco podrá entristecerlo el ascendiente de quienes han repudiado Su verdad.
Di: La tribulación es un horizonte para Mi Revelación. El sol de la gracia brilla sobre ella y derrama una luz que no pueden oscurecer ni las nubes de las inútiles fantasías de las gentes ni las vanas imaginaciones del agresor.
Sigue los pasos de tu Señor y recuerda a Sus siervos, así como Él te recuerda a ti, sin que te lo impida el clamor de los negligentes ni la espada del enemigo... Esparce por doquier las suaves fragancias de tu Señor, y no vaciles ni un instante en el servicio de Su Causa. Se aproxima el día en que será proclamada la victoria de tu Señor, Quien siempre perdona, el Generosísimo.