Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

XVIII

Di: Hemos hecho que de Nuestro trono dimanen los ríos de la divina expresión, para que broten de la tierra de vuestros corazones las tiernas hierbas de la sabiduría y el entendimiento. ¿Acaso no estaréis agradecidos? Aquellos que desdeñan adorar a su Señor serán de los rechazados. Y siempre que se recitan ante ellos Nuestros versículos, persisten en su soberbio desdén y en la flagrante violación de Su ley, y no se dan cuenta de ello. En cuanto a los que no han creído en Él, ésos estarán a la sombra de una humareda negra. Les ha sobrevenido “la Hora” mientras se divierten. Han sido sujetados de las guedejas, pero no lo saben.

Lo que debía llegar ha llegado repentinamente; ¡fijaos cómo huyen de ello! ¡Ha sucedido lo inevitable, mira cómo le han dado la espalda! Éste es el Día en que toda persona huirá de sí misma, cuánto más de los suyos, si pudierais comprenderlo. Di: ¡Por Dios! ¡Se ha hecho sonar el toque de trompeta, y he aquí que el género humano ha desfallecido ante nosotros! Ha exclamado el Heraldo, y el Emplazador ha alzado Su voz diciendo: “El Reino es de Dios, el Omnipotente, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo”.

Éste es el Día en que habrá terror en todas las miradas, Día en que se estremecerán los corazones de los que habitan la tierra, salvo los de aquellos a quienes quiera librar tu Señor, el Omnisciente, el Sapientísimo. Se han ennegrecido todos los rostros, salvo los de aquellos a quienes el Dios de Misericordia ha concedido un corazón radiante. Ebrios están los ojos de aquellos que abiertamente han rehusado mirar la faz de Dios, el Todoglorioso, el Alabado.

Di: ¿No habéis examinado el Corán? Leedlo, para que quizás encontréis la Verdad, por cuanto ese Libro es ciertamente el Camino Recto. Ésta es la Senda de Dios para todos los que están en el cielo y para todos los que están en la tierra. Ya que habéis descuidado el Corán, al menos no podéis considerar que el Bayán esté lejano de vosotros. Vedlo abierto ante vuestros ojos. Leed sus versículos, para que, por ventura, desistáis de cometer aquello que haga llorar y lamentarse a los Mensajeros de Dios.

Salid de vuestros sepulcros. ¿Hasta cuándo vais a seguir dormidos? Ha sonado el segundo toque de trompeta. ¿A quién miráis? Éste es vuestro Señor, el Dios de la Misericordia. ¡Ved cómo contradecís Sus signos! La tierra ha temblado con una gran sacudida y ha depuesto su carga. ¿No vais a admitirlo? Di: ¿No vais a reconocer que las montañas han llegado a ser como copos de lana, y que las gentes han sido penosamente desconcertadas ante la imponente majestad de la Causa de Dios? Presenciad cómo sus casas son ruinas vacías y ellos mismos, un ejército hundido.

Éste es el Día en que el Todomisericordioso ha descendido en las nubes del conocimiento, ataviado de soberanía manifiesta. Él conoce bien las acciones de los hombres. Él es Aquel Cuya gloria nadie puede confundir, si pudierais comprenderlo. Ha sido hendido el cielo de toda religión, y ha sido partida la tierra del entendimiento humano, y se ve descender a los ángeles de Dios. Di: Éste es el Día de mutuo engaño; ¿adónde huís? Las montañas han desaparecido y los cielos se han replegado, y toda la tierra está sujeta en Su puño, si pudierais entenderlo. ¿Quién puede protegeros? ¡Nadie, por Aquel que es el Todomisericordioso! Nadie, salvo Dios, el Todopoderoso, el Todoglorioso, el Benéfico. Toda mujer que ha tenido una carga en el seno la ha depuesto. Vemos a la gente embriagada en este Día, Día en que la gente ha sido congregada con los ángeles.

Di: ¿Hay duda alguna acerca de Dios? Fijaos cómo Él ha descendido del cielo de Su gracia, dotado de poder e investido de soberanía. ¿Hay duda alguna acerca de Sus signos? Abrid los ojos y ved Su clara prueba. A vuestra diestra está el Paraíso, y ha sido acercado a vosotros, mientras que se ha hecho arder el Infierno. Presenciad su llama devoradora. Apresuraos a entrar en el Paraíso, como muestra de Nuestra merced para con vosotros, y bebed de manos del Todomisericordioso el Vino que es de verdad la vida.

Bebed con saludable fruición, oh pueblo de Bahá. Vosotros sois ciertamente los bienaventurados. Esto es lo que han alcanzado quienes tienen cercano acceso a Dios. Ésta es el agua fluyente que os fue prometida en el Corán, y luego en el Bayán, como recompensa de parte de vuestro Señor, el Dios de Misericordia. Benditos los que la beben.

¡Oh siervo Mío que has vuelto el rostro hacia Mí! Da gracias a Dios porque te ha revelado esta Tabla en esta Prisión, para que recuerdes a las gentes los días de tu Señor, el Todoglorioso, el Omnisciente. Así hemos sentado las bases de tu creencia, mediante las aguas de Nuestra sabiduría y expresión. Ésta es, en verdad, el agua sobre la que se ha erigido el Trono de tu Señor. “Su Trono había estado sobre las aguas”. Reflexiona sobre ello en tu corazón, para que comprendas su significado. Di: Alabado sea Dios, Señor de todos los mundos.