Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

XXIII

Considera las generaciones de antaño. Observa cómo cada vez que el Sol de divina munificencia ha derramado la luz de Su Revelación sobre el mundo, el pueblo de Su Día se ha alzado contra Él y ha rechazado Su verdad. Aquellos que eran vistos como los caudillos siempre lucharon por impedir que sus seguidores se volvieran hacia Aquel que es el Océano de la ilimitada munificencia de Dios.

Mira cómo el pueblo arrojó al fuego a Abraham, el Amigo de Dios, a consecuencia del veredicto pronunciado por los teólogos de Su época; cómo Moisés, Quien conversó con el Todopoderoso, fue denunciado como mentiroso y calumniador. Medita cómo fue tratado por Sus enemigos Jesús, el Espíritu de Dios, no obstante Su extrema mansedumbre y perfecta compasión. Tan feroz fue la oposición que debió soportar Él, la Esencia del Ser y Señor de lo visible e invisible, que no tenía dónde reclinar la cabeza. Vagaba continuamente de un lugar a otro, sin vivienda permanente. Reflexiona sobre lo que Le aconteció a Muḥammad, el Sello de los Profetas, que la vida de todos sea sacrificada por Él. ¡Cuán severas fueron las aflicciones que los caudillos del pueblo judío y de los idólatras hicieron llover sobre Él, Quien es el Soberano Señor de todo, a consecuencia de Su proclamación de la unidad de Dios y de la verdad de Su Mensaje! ¡Por la rectitud de Mi Causa! Mi Pluma gime y todas las cosas creadas lloran con gran llanto a causa de las tribulaciones que padeció a manos de quienes quebrantaron la Alianza de Dios, violaron Su Testamento, rechazaron Sus pruebas y pusieron en duda Sus signos. Así te narramos el relato de lo que ocurrió en días pasados, para que quizá comprendas.

Tú has sabido cuán penosamente han sido atormentados los Profetas de Dios, Sus Mensajeros y Escogidos. Medita un momento sobre los motivos y razones que han sido responsables de semejante persecución. En ningún tiempo, en ninguna Dispensación, se han librado los Profetas de Dios de la blasfemia de sus enemigos, la crueldad de sus opresores, la condena de los doctos de su época, los cuales han aparecido disfrazados de rectitud y piedad. Día y noche sobrellevaban sufrimientos tan intensos que nadie podría jamás medir, salvo el conocimiento del único Dios verdadero, exaltada sea Su gloria.

Considera a este Agraviado. Aunque las pruebas más claras afirman la verdad de Su Causa, y se han cumplido las profecías que Él ha hecho en lenguaje inequívoco, y si bien no Se contaba entre los doctos, no tenía instrucción, ni experiencia en las discusiones corrientes entre los teólogos, Él vertió sobre las gentes las lluvias de Su conocimiento múltiple y divinamente inspirado; sin embargo, ¡mira cómo esta generación ha rechazado Su autoridad y se ha rebelado contra Él! Durante la mayor parte de Su vida, Él ha sido dolorosamente afligido en las garras de Sus enemigos. Sus padecimientos han alcanzado ahora su culminación en esta penosa Prisión, en la que Sus opresores Lo han encarcelado tan injustamente. Dios conceda que, con penetrante visión y corazón radiante, observes las cosas que han ocurrido y que ahora acontecen, y, reflexionando en tu corazón sobre ellas, reconozcas aquello que las más de las gentes, en este Día, no han comprendido. Quiera Dios que aspires la perfumada fragancia de Su Día, participes de las ilimitadas efusiones de Su gracia, bebas a plenitud, por Su bondadoso favor, del ingente Océano que ondula en este Día en el nombre del Antiguo Rey, y permanezcas en Su Causa firme e inamovible como la montaña.

Di: Gloria sea a Ti, que has hecho que todos los Seres santos confiesen su impotencia ante las múltiples revelaciones de Tu poder, y que todo Profeta reconozca Su insignificancia ante la refulgencia de Tu perdurable gloria. Te imploro por Tu nombre, que ha abierto las puertas del Cielo y llenado de éxtasis al Concurso de lo alto, que me permitas servirte en este Día y me fortalezcas para que observe lo que Tú prescribiste en Tu Libro. Tú sabes, oh mi Señor, lo que hay en mí; pero yo no sé lo que hay en Ti. Tú eres el Omnisciente, el Informado de todo.