Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

XXXVIII

Has de saber con certeza que, en toda Dispensación, la Luz de la Revelación divina ha sido otorgada a la humanidad en proporción directa a su capacidad espiritual. Considera el sol. Cuán débiles son sus rayos en el momento en que aparece en el horizonte. Cómo aumentan, gradualmente, su calor y potencia a medida que se aproxima a su cenit, permitiendo, mientras tanto, que todas las cosas creadas se adapten a la intensidad creciente de su luz. Cómo declina paulatinamente hasta alcanzar su ocaso. Si manifestara súbitamente las energías latentes en él, sin duda haría daño a todas las cosas creadas... De igual manera, si el Sol de la Verdad revelara repentinamente, en las primeras etapas de su manifestación, en toda su medida, las potencialidades que la providencia del Todopoderoso le ha conferido, la tierra de la comprensión humana decaería y se consumiría, ya que los corazones no podrían soportar la intensidad de su revelación, ni reflejar el brillo de su luz. Consternados y abrumados, dejarían de existir.