Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
XLII
¡Oh Hijo de la Justicia! Durante la noche, desde la cumbre esmeralda de la fidelidad, la belleza del Ser inmortal acudió al Sadratu'l-Muntahá y lloró con tal llanto que el concurso de lo alto y los moradores de los dominios celestiales gimieron por Su lamento. Entonces se Le preguntó: ¿por qué ese llanto y ese lamento? Él respondió: tal como se Me ordenó, aguardé expectante en el monte de la fidelidad, mas no aspiré la fragancia de la lealtad de quienes habitan la tierra. Luego, llamado entonces a regresar miré, y he aquí que ciertas palomas de santidad estaban padeciendo duramente en las garras de los perros de la tierra. En seguida, la Doncella celestial salió rápidamente de Su mística mansión, resplandeciente y sin velos, preguntando por sus nombres, y todos le fueron comunicados menos uno. Y al insistir, fue pronunciada la primera letra de éste; en ese momento los moradores de los aposentos celestiales salieron precipitadamente de su morada de gloria. Y al pronunciarse la segunda letra cayeron todos al polvo. En ese instante se oyó una voz proveniente del santuario más íntimo: "Hasta aquí y no más allá". Ciertamente, reconocemos lo que han hecho y lo que hacen ahora.