Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh
XLVI
No me apeno por el peso de Mi encarcelamiento. Tampoco Me aflijo por Mi humillación, ni por las tribulaciones que sufro a manos de Mis enemigos. ¡Por mi vida! Son Mi gloria, gloria con la cual Dios Se ha adornado a Sí mismo. ¡Ojalá lo supierais!
La vergüenza que Me obligaron a sobrellevar ha descubierto la gloria con que había sido dotada toda la creación; y mediante las crueldades que he soportado, el Sol de la Justicia se ha manifestado y ha derramado su esplendor sobre el género humano.
Mis penas son por aquellos que se han entregado a sus pasiones corruptas y pretenden estar asociados con la Fe de Dios, el Magnánimo, el Alabado por todos.
Incumbe al pueblo de Bahá morir al mundo y a todo lo que hay en él, ser tan desprendidos de todos los bienes terrenales que los moradores del Paraíso perciban de su vestimenta la suave fragancia de la santidad, para que todos los pueblos de la tierra reconozcan en sus rostros el resplandor del Todomisericordioso y mediante ellos se difundan los signos y señales de Dios, el Todopoderoso, el Sapientísimo. ¡Los que han empañado el buen nombre de la Causa de Dios al dejarse llevar por las inclinaciones de la carne, ésos están en palpable error!