Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

XLVIII

¡A Dios pongo por testigo! Si no hubiese sido incompatible con lo que las Tablas de Dios han decretado, gustosamente habría besado las manos de quien intentara derramar Mi sangre en el camino del Bienamado. Aún más, le habría dado parte de los bienes terrenales que Dios Me había permitido poseer, aun cuando quien perpetrara ese acto habría provocado la ira del Todopoderoso, habría incurrido en Su maldición y merecido ser atormentado durante toda la eternidad de Dios, el Poseedor, el Equitativo, el Sapientísimo.