Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

L

Sacudíos el sueño de la negligencia, oh desatentos, para que veáis el resplandor que Su gloria ha difundido por todo el mundo. ¡Qué necios son quienes murmuran contra el nacimiento prematuro de Su luz! ¡Oh ciegos de corazón! Sea tarde o temprano, las pruebas de Su refulgente gloria de hecho ya están manifiestas. Os incumbe determinar si ha aparecido o no esa luz. No está en vuestro poder ni en el mío fijar el momento en que ha de ponerse de manifiesto. La Sabiduría inescrutable de Dios ha fijado la hora de antemano. Estad contentos, oh pueblo, con lo que Dios os ha deseado y ha predestinado para vosotros... ¡Oh vosotros que me deseáis el mal! El Sol de la Guía eterna me lo atestigua: Si hubiera estado en mi poder, en ninguna circunstancia habría consentido distinguirme entre los hombres, pues el Nombre que llevo desdeña totalmente asociarse con esta generación cuyas lenguas están sucias y cuyos corazones son falsos. Y cada vez que optaba por callar y guardar silencio, he aquí que me despertaba la voz del Espíritu Santo, a mi diestra, y el Supremo Espíritu aparecía ante mi faz, y Gabriel me cubría con su sombra, y se movía dentro de mi pecho el Espíritu de Gloria, pidiéndome levantarme y romper mi silencio. Si fuese purificada vuestra audición y vuestros oídos estuviesen atentos, seguramente comprenderíais que cada miembro de mi cuerpo, es más, todos los átomos de mi ser, proclaman y atestiguan este llamamiento: “Dios, fuera de Quien no hay ningún otro Dios, y Aquel Cuya belleza está ahora manifiesta, es el reflejo de Su gloria para todos los que están en el cielo y en la tierra”.