Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

LXIII

¡Oh tú, cuyo rostro se ha vuelto hacia Mí! Tan pronto como tus ojos contemplen desde lejos Mi ciudad natal (Teherán), ponte de pie y di: He venido hasta ti desde la Prisión, oh Tierra de Ṭá, con nuevas de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Te anuncio, oh madre del mundo y fuente de luz para todos sus pueblos, las tiernas mercedes de tu Señor, y te saludo en el nombre de Aquel que es la Verdad Eterna, el Conocedor de lo invisible. Atestiguo que dentro de ti fue revelado Aquel que es el Nombre Oculto, y fue descubierto el Tesoro Invisible. Por medio de ti se ha dado a conocer el secreto de todas las cosas, sean del pasado o del futuro.

¡Oh Tierra de Ṭá! Aquel que es el Señor de los Nombres te recuerda en Su gloriosa estación. Tú fuiste la Aurora de la Causa de Dios, la fuente de Su Revelación, la manifestación de Su Más Grande Nombre, un Nombre que ha hecho temblar los corazones y a las almas. Cuán numerosos han sido aquellos hombres y mujeres, víctimas de la tiranía, que, dentro de tus murallas, han sacrificado sus vidas en la senda de Dios, y han sido sepultados bajo tu polvo con tanta crueldad que todo honrado siervo de Dios ha lamentado su condición.