Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh

LXXII

Que no se perturben vuestros corazones, oh pueblo, cuando se haya retirado la gloria de Mi presencia y silenciado el océano de Mi discurso. En Mi presencia entre vosotros hay una sabiduría, y en Mi ausencia hay otra, inescrutable para todos salvo Dios, el Incomparable, el Omnisciente. En verdad, os vemos desde Nuestro dominio de gloria, y ayudaremos a quienquiera que se levante por el triunfo de Nuestra Causa con las huestes del Concurso de lo Alto y una compañía de Nuestros ángeles predilectos.

¡Pueblos de la tierra! Dios, la Eterna Verdad, es Mi testigo de que frescas y mansas corrientes de agua han brotado de las rocas por la dulzura de las palabras pronunciadas por vuestro Señor, el Libre, ¡y aún dormís! Desechad cuanto poseéis y, con las alas del desprendimiento, remontaos por encima de todas las cosas creadas. Así os lo ordena el Señor de la creación, el movimiento de Cuya Pluma ha revolucionado el alma de la humanidad.

¿Sabéis desde qué alturas os llama vuestro Señor, el Todoglorioso? ¿Pensáis que habéis reconocido la Pluma con la cual os rige vuestro Señor, el Señor de todos los nombres? ¡No, por Mi vida! Si lo supierais, renunciaríais al mundo y de todo corazón correríais a la presencia del Bienamado. Vuestros espíritus se extasiarían tanto con Su Palabra que hasta el Mundo Mayor sería sacudido, ¡cuánto más este mundo pequeño y mezquino! Así han caído del cielo de Mi bondad las lluvias de Mi munificencia, como señal de Mi gracia, para que seáis de los agradecidos...

Cuidado, no sea que los deseos de la carne y de una inclinación corrupta provoquen división entre vosotros. Sed como los dedos de una mano y como los miembros de un solo cuerpo. Así os lo aconseja la Pluma de la Revelación, si sois de los que creen.

Considerad la misericordia de Dios y Sus dones. Él os manda hacer lo que os ha de aprovechar, por más que Él mismo bien puede prescindir de todas las criaturas. Vuestras malas obras jamás podrán dañarnos, como tampoco podrán beneficiarnos vuestras buenas obras. Os exhortamos enteramente por el amor de Dios. De ello da testimonio todo hombre de entendimiento y perspicacia.